Este artículo es la primera parte de una serie firmada por nuestro colaborador, el doctor Luis Fernando Lira Menéndez, Cirujano Plástico.
Después de una larga jornada laboral, regresaba tarde y muy cansado a casa; cuando recibí una llamada de urgencias para atender a un niño que presentaba una lesión en la cara después de una caída jugando en su casa. Puse, inmediatamente, camino de vuelta al hospital, pese al hambre y las ganas de llegar finalmente al hogar a descansar.
Una vez en urgencias, el niño, inquieto y sin parar de llorar; no se dejaba hacer nada, por lo que la atención que podría haberse solucionado en una hora, se alargó más de lo previsto. Todavía un buen rato después de resolver el caso, platicar con los familiares, y darles indicaciones de los cuidados postoperatorios con intención de verlo días después y retirar los puntos, explicarles los medicamentos y todos los detalles necesarios, me dieron las 3 de la madrugada.
Ahora sí, por fin, a casa. Aunque con poco tiempo para descansar, ya que tenía que levantarme temprano nuevamente para estar listo para la cirugía de la mañana… Y esperar más de un mes para recibir el pago del seguro médico por la atención prestada la noche anterior. Entonces, medité: ¿lo haría nuevamente? ¿Tan poco dinero valía el esfuerzo? ¿Merecía la pena llegar desvelado y cansado a mi cirugía programada en la mañana?
Finalmente, cuando el niño regresó a la consulta días después y vi su exitosa evolución, consideré qué sí era adecuado mi proceder, aunque estaba en desacuerdo con el ingreso monetario recibido por dicha atención. Esa fue la última vez que atendí pacientes de urgencias en las noches. La violencia en mi ciudad era considerable en esos días como para querer estar en casa temprano, pero bueno, ese es ya otro tema.
Cuando los médicos brindamos un servicio profesional a los pacientes, esperamos recibir nuestros honorarios médicos en proporción a la atención ofrecida. Una consulta, una curación, un tratamiento, una cirugía, todos ellos son procedimientos en los que se requiere nuestra experiencia para su adecuada resolución.
Para definir una cantidad justa y una forma de pago determinada hay que tener en cuenta una serie de condiciones que oscilan entre lo humano del servicio prestado y lo que le corresponde al profesional recibir por ello. Puede haber gran diferencia de opiniones, y esto a lo largo de la historia de la humanidad se ha propuesto y discutido de varias maneras, que seguiremos discutiendo en las próximas publicaciones.
Luis Fernando Lira Menéndez, destacado cirujano que se formó como Cirujano General y Cirujano Plástico, Estético y Reconstructivo por el Sector Salud. Realizó una Especialidad en Acupuntura Humana en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y otra en Homotoxicología en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Es experto en Abdominoplastia, Cirugía Posbariátrica, Aumento Mamario, Otoplastia, Rinoplastia y Corrección de Cicatrices, Cicatrización Anormal como Queloides e Hipertóficas.
dr@medicolira.com
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