Por el doctor Luis Enrique Zamora (Doctor Humano).
Es enero de 2020 y el gigante chino se tambalea golpeado brutalmente por un ser microscópico. Cae de rodillas malherido, pero, dentro de su desgracia, sonríe.
Antes de perder el sentido, observa a 130 km. de distancia la pequeña isla que ha sido su eterno dolor de cabeza desde hace décadas y que seguramente será arrasada por el SARS-CoV-2. Porque, si ellos enferman de muerte, Taiwán seguramente morirá. Lo ven, lo desean… y sonríen.
Pero la isla mira de reojo a la amenaza y, en sus adentros, también sonríe: están preparados para lo que viene. El granito contra el que chocará el coronavirus también destruirá la arrogancia del gigante.
23 millones de personas confían en un plan increíble…
Y resisten.
Eres un bastión de ensueño, Taiwán. Cuando el 31 de diciembre del 2019 supiste que había en China neumonías de causa desconocida, tu gobierno se reunía para echar a andar el plan secreto que guardaste desde aquel 2004.
No perdiste el tiempo; y hoy la vida te premia y el mundo te admira.
En el 2003, fuiste presa del SARS-CoV. Esos 181 muertos y las 150 000 personas en cuarentena no las olvidarás nunca. Cuando pasó la tormenta, curaste tus heridas y después creaste el Comando Central para el Control de Epidemias (CECC). El coronavirus no sabe lo que le espera.
Diseñaste un engranaje casi perfecto para coordinar la respuesta de la autoridad ante una contingencia. Tenías claro lo que harías y ansiabas esta oportunidad.
Para el 5 de enero en tus aeropuertos todas las personas sospechosas se realizan pruebas contra 26 diferentes agentes, incluyendo SARS, MERS e influenza. No escatimas. El 20 de enero China tiene solo casos esporádicos que se multiplicarán y destrozarán al país, pero tú sigues ganando tiempo y el Taiwan Centers for Disease Control da la orden de activar el as bajo la manga: El CECC.
Este dicta una lista de 124 puntos a cumplir para resistir: perseguirá la desinformación, normará las relaciones internacionales, limitará el acceso al país y supervisará a aquellos en cuarentena.
Un sistema sin grietas
Para el 14 de febrero, agilizas los aeropuertos. El check-in desde casa mediante ciertas preguntas y tu acceso a los datos médicos y de itinerario de los viajeros en los últimos 14 días te permite descartar sospechas. Envías un SMS de vuelta y no hay un solo punto de demora, no hay atascos en los aeropuertos. Lo que los viajeros experimentan es histórico.
Este intrépido plan lo montaste en solo 72 horas. Eres un monumento contra la burocracia. Eres increíble, pero tienes un problema: necesitas mascarillas, muchas.
Entonces, tu gobierno invierte recursos y dispone del personal militar para fabricar 44 millones de cubrebocas, 1,9 millones de máscaras N95 y 1 100 cuartos de asilamiento de presión negativa. ¡Todo para enero de 2020! Blindaste la nariz y la boca de tu gente. El coronavirus no lo entenderá, porque juró que, al igual que China, caerías.
Pero nadie te conoce. Ni él ni nosotros.
Produces cubrebocas y el fruto de tu esfuerzo es cuidado al máximo: desarrollas una estrategia antiacaparamiento y cada persona solo podrá adquirir 3 mascarillas por semana, justo lo necesario, y tu gente acata. El desorden de occidente es impensable en tus entrañas.
Tus procesos en los aeropuertos son pulcros y envidiables, me cuesta creerlos.
Cualquier caso sospechoso detectado no puede abordar el transporte público, pero, a cambio, sube a los «Taxis epidémicos» sobre los que, honestamente, no sé qué pensar. O, mejor dicho, sí.
El vehículo traslada a la persona a su casa o a algún hotel rentado por el gobierno, en donde los próximos 14 días estará en una cuarentena supervisada vía telefónica y GPS. Una vez prestado el servicio, el taxista desinfecta su unidad y vuelve al aeropuerto a esperar a otra persona para repetir el ciclo.
Al cabo de un mes, el chofer (aunque esté sano) y su unidad pasan también a cuarentena para luego reincorporarse. No hay pretexto para no hacer un gran trabajo. Los taxistas reciben un pago espléndido, aunque no tengan pasajeros, y eso evita el desorden. No requieren faltar a las reglas para subsistir, tienen el sustento asegurado. No sabes cuánto te envidiamos, Taiwán.
Además, la cuarentena a la que llevas a los casos sospechosos es soportada por alimentos y supervisión médica gratuitos.
Quienes viven en su aislamiento prácticamente lo tienen todo. Exiges, pero das en la misma medida o incluso más allá.
El ejército del termómetro
El ejército de «medición de temperatura» que implementaste en este ajedrez es una jugada soberbia. Decenas de personas se mueven a lo largo de la isla…
Y toman por asalto edificios y otras áreas para medir la temperatura corporal de los habitantes. Cualquiera con más de 37,5 grados centígrados es referido al médico sin discusión. Cada uno de estos alfiles evalúan entre 150 y 250 personas al día. Lo leo y no puedo creerlo.
Por todo esto, tu presidenta Tsa ing wen y su gestión contra la contingencia es aprobada con un 70% y el CECC con un 80%. No importa, es imposible agradarle a todo el mundo. Haces lo que debes a pesar de quien sea, aunque no todo es perfecto para ti.
Eres un país herido políticamente y hay que conocer tu pasado para valorar tu presente. Nacionalistas y comunistas lucharon desde 1927 por el territorio de la gran China hasta que Japón los invadió en la Segunda Guerra Mundial y ambos tuvieron que unirse.
Cuando Japón perdió la guerra, se fue de China y el Partido Comunista se terminó quedando con el país, exiliándose los Nacionalistas derrotados hacia ti.
Desde entonces, la República Popular de China (comunista) y la República de China (nacionalista), existen.
A partir de entonces China ha hecho lo posible por anexarte a su territorio y ser reconocida como el gobierno legítimo, lo que logró en 1971 incluso ante los Estados Unidos de Norteamérica, acto que te relegó de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de las Naciones Unidas.
Hoy no te invitan ni siquiera a los encuentros cotidianos por la pandemia e incluso acusas a la OMS de negarte información vital sobre el contagio del coronavirus al principio de todo esto.
La solidaridad taiwanesa ante la COVID-19
Ves cómo una veintena de países son los que apenas te reconocen como el gobierno legítimo chino. Cada día que pasa te queda más claro que lo mejor será constituirte como nación independiente en lugar de que los tuyos sigan soñando con volver a cruzar el océano y reinar en ese gran territorio como lo hicieron alguna vez. Un plan que China no aceptará fácilmente.
Una entrevista realizada a Bruce Aylward, subdirector de la OMS, muestra cómo prefieren fingir que no escuchan, que tienen problemas técnicos, antes de reconocer tus logros contra el virus. Es evidente que los movimientos del mundo se enfocan en no molestar a China.
Pero no importa, eres generosa, y una vez asegurado tu abasto te ofreciste a ayudar a los demás, incluso a aquellos que hoy te desconocen como gobierno legítimo: cubrebocas, ventiladores y personal sanitario puestos a disposición del mundo. Le has donado a Estados Unidos y a Europa.
17 millones de máscaras porque puedes, porque eres a prueba de todo. 1,88 millones de cubrebocas producidos en enero nada pueden compararse con los casi 16 000 000 que al día fabricaste en abril. Lituania, por ejemplo, tiene mucho que agradecerte.
Bill Gates y Barbra Streisand te han elogiado públicamente, te admiran, y yo también. Tu ya legendario #Taiwancanhelp perdurará en internet hasta el último de nuestros días. Ofreciste cobijo a los reporteros que incomodaron a China y fueron despedidos y eso es impagable.
Vencer al coronavirus sin cuarentena
Lo más increíble de todo esto es que tu victoria parcial, hasta el momento, la has conseguido sin cuarentena total.
Tu gente camina por las calles cumpliendo el más estricto protocolo de seguridad. Escuelas, restaurantes, calles… todo continúa funcionando aún. Impensable.
Hoy, tus 440 casos y apenas 7 muertes confirman que vuelas más alto que el resto de nosotros. Tus inteligentes medidas y tus casi 2 000 exámenes diarios aplicados tienen a raya al coronavirus. No hay manera de que pueda hacerte daño.
Se equivocó contigo, pensó que eras insignificante, una presa fácil para devorar, y hoy solo puede resignarse, entre estertores de muerte, a recibir la derrota. Será historia.
Te has graduado con honores. Las dudas y los miedos se han ido.
En los años que vendrán perfeccionarás tu estrategia al grado que, más que temor, en tu sangre hervirá el deseo de probarte nuevamente como el más fiero guerrero. Y siempre saldrás adelante. Ojalá todos los gobiernos logren aprender de ti.
Hoy has reclamado un pedazo de historia para dentro de tus límites y se ha quedado con él para siempre.
Porque, a partir del 2020, la muralla china no está en China.
Está en Taiwán.
Que vivas por siempre.
Luis Enrique Zamora Angulo, médico internista egresado del Nuevo Hospital Civil de Guadalajara, se dedica desde 2013 activamente a la divulgación en medicina. Desde su fanpage de Facebook, su canal de YouTube “Doctor Humano” y su podcast “Medicina de andar por casa” -que produce él mismo-, comparte información confiable explicada de una manera amena y sencilla, entendible para todo público.
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Lecturas recomendadas:
https://jamanetwork.com/journals/jama/fullarticle/2762689
https://edition.cnn.com/2020/04/04/asia/taiwan-coronavirus-response-who-intl-hnk/index.html
https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-52101470
https://www.nytimes.com/2020/04/22/world/asia/coronavirus-china-taiwan.html
https://thetaiwantimes.com/taiwans-covid-19-testing-in-numbers/2111
https://www.nbcnews.com/news/world/taiwanese-authorities-stay-vigilant-virus-crisis-eases-n1188781