Por el doctor Luis Enrique Zamora (Doctor Humano).
A estas alturas ya casi todos estamos convencidos que sin una vacuna el desgraciado SARS-CoV-2 no se va a ir a ningún lado. Su alta contagiosidad (una persona infectada contagia en promedio a 3 más), sus habilidades de ninja sigiloso que comienza a transmitirse tres días antes de que los pacientes desarrollen síntomas, nuestra poca disposición para aplicar las medidas de protección y la pésima estrategia empleada por muchos países (lista nada honrosa que incluye a México, por supuesto) le ha permitido sobrevivir entre nosotros durante ya más de 8 meses.
La situación económica es apremiante, hay que salir a trabajar y eso no ayuda a combatir la pandemia. Si queremos tener una oportunidad, es preciso echar mano de algo más, y nuestro as de bastos es una vacuna.
A día de hoy, nueve de ellas se encuentran en fase III de investigación y al menos otras cien están en fase preclínica o inicial.
De las nueve más adelantadas, los resultados en fase II se mostraron prometedores, por lo que hay esperanza.
Sin embargo, parece que entre la gente priva la idea de que cuando la vacuna esté disponible todo terminará, derrotaremos a las fuerzas del mal y viviremos felices para siempre o, al menos, sin el coronavirus. Aunque esto podría ser así, también existe la posibilidad de que tengamos que jugar con los números para verle el lado bueno a las cosas.
¿Qué criterios debe cumplir la vacuna contra el coronavirus?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) exige a cualquier vacuna que vaya a ser autorizada una eficacia mínima del 50%.
O sea, que si en el grupo control de un estudio (aquel que NO va a recibir la vacuna) hubiera 100 casos de COVID-19 detectados, en el grupo que recibió la intervención (la vacuna de la cual buscamos demostrar su eficacia) deberían registrarse 50 casos y, si son menos, pues mucho mejor. La OMS, pues, se pone a modo con que le den un 50%.
Pero siendo ambiciosos, ¿exactamente qué tan eficaz debe ser una vacuna para eliminar al nuevo coronavirus? Bien, para lograr esto deben de combinarse dos cosas:
La eficacia demostrada que tenga la vacuna que salga y la cantidad de personas que vayan a ser vacunadas. Esas son nuestras variables principales.
Según un estudio publicado en el American Journal of Preventive Medicine, una simulación por computadora aplicada a los Estados unidos de Norteamérica concluyó que para eliminar la pandemia la vacuna debería tener una eficacia del 80% combinada con una cobertura de vacunación del 75%. Si la suerte no estuviera de nuestro lado y la eficacia fuera menor (ej. 60 %), tal meta podría ser aún alcanzable, pero la cobertura de vacunación tendría que llegar al 100% de la gente y eso, según la experiencia obtenida con otras vacunas, se antoja imposible.
¿Alcanzarán esta cifra las vacunas experimentales? ¿Seremos capaces de llevar a cabo una campaña de vacunación de proporciones gigantescas? No lo sabemos.
Lo que sí, tampoco es momento de empezar a tronarse los dedos y dejarnos invadir por la ansiedad mientras rezamos porque alguna de las vacunas saque un 80% en su examen final porque, aun si no lo logra y sus números fueran menores (diremos ese esperado 50% mínimo exigido por la OMS), de todos modos la vacuna podría ser de gran utilidad.
Aunque no pudiera impedir que todos los vacunados se enfermaran de COVID-19, probablemente podría evitar que desarrollaran la forma severa de la enfermedad.
Eso, aunque suene a poco, nada más en los Estados Unidos de Norteamérica equivaldría a evitar que casi 2,8 millones de personas acabaran intubadas y conectadas a un ventilador mecánico en la Unidad de Cuidados Intensivos y, a la par, representaría un ahorro de unos 90 millones de días de hospitalización nada más gracias a un pequeño pinchazo. Sería de todos modos una gran victoria para la ciencia, pero alcanzada de otra forma.
La importancia de las mascarillas y otras formas de protección
La otra cuestión que hay que considerar es que este estudio hace referencia a la eficacia que debe tener idealmente la vacuna SIN tomar en cuenta las otras medidas de protección que ya conocemos (cubrebocas, gel antibacterial, sana distancia), por lo que hay que tomar en cuenta que estas sumarían una gran ayuda a la capacidad de la vacuna para combatir la pandemia. En teoría seguimos teniendo ventaja. Podemos lograrlo, podemos derrotar al coronavirus de una u otra forma.
Esperemos que la (o las vacunas) obtengan un 80 % en su examen final (y, a la par, que sean seguras) y si no, que cumplan con el mínimo de 50 %.
De esta manera podremos intentar ponerle fin a esta terrible pandemia y en algún momento regresar a nuestra antigua —y cada vez más añorada— verdadera normalidad.
Luis Enrique Zamora Angulo, médico internista egresado del Nuevo Hospital Civil de Guadalajara, se dedica desde 2013 activamente a la divulgación en medicina. Desde su fanpage de Facebook, su canal de YouTube “Doctor Humano” y su podcast “Medicina de andar por casa” -que produce él mismo-, comparte información confiable explicada de una manera amena y sencilla, entendible para todo público.
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Lecturas recomendadas:
https://www.ajpmonline.org/article/S0749-3797(20)30284-1/fulltext
https://www.linksmedicus.com/news/covid-19-vaccine-may-50-effective-good-enough/