Un total de 109 nobeles de medicina, química, física, y en menor medida economistas y literatos han instado a la asociación ecologista a “reconocer las conclusiones de las instituciones científicas competentes” y “abandonar su campaña contra los organismos modificados genéticamente”
Los firmantes responsabilizan a Greenpeace de “tergiversar los riesgos, beneficios e impactos de los cereales OMG”, y condenan “la destrucción criminal de los ensayos de campo aprobados y los proyectos de investigación”.
El texto insta a Greenpeace y a sus “seguidores” a volver a examinar “la experiencia de los agricultores y los consumidores de todo el mundo con cultivos y alimentos mejorados a través de la biotecnología” que son “tanto o más seguros que cualquier otro método de producción”.
Aseguran que, lejos de afectar negativamente al medio ambiente, los cultivos de este tipo favorecen a la biodiversidad y, en el caso del arroz dorado, contribuirían a paliar las deficiencias de Vitamina A (VAD) que sufren las zonas empobrecidas de África y el sudeste asiático.
Los investigadores han citado a los 250 millones de personas que sufren esta carencia, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Insisten en el hecho de que el 40% de las personas afectadas por la falta de esta vitamina son niños.
“VAD es la principal causa de ceguera infantil a nivel mundial que afecta a entre 250.000 y 500.000 niños cada año. La mitad mueren en los 12 meses siguientes a la pérdida de la visión”, denuncian. Sobre la base de estadísticas de UNICEF, “entre 1 y 2 millones de muertes cada año como resultado de la VAD serían prevenibles”, lamentan los firmantes.
Han reclamado a los gobiernos del mundo que rechacen las campañas de Greenpeace y contribuyan a facilitar y “acelerar el acceso de los agricultores a todas las herramientas de la biología moderna, especialmente a las semillas mejoradas”.
Entre sus argumentos destaca la necesidad de “detener una oposición basada en emociones y dogmas, en contradicción con los datos” y el hecho de que “nunca se haya reportado un solo caso confirmado de efectos negativos en la salud de humanos o animales”. Así mismo, han pedido a los ciudadanos que firmen la petición para apoyar la llamada agricultura de precisión.
“¿Cuántas personas pobres más deben morir en el mundo antes de considerar esto un crimen contra la humanidad?”. Ante este duro discurso, la activista Wilhelmina Pelegrina recuerda que “las acusaciones de que estemos bloqueando el arroz dorado son falsas. Ha fallado como solución y simplemente no está a la venta”.
A pesar de los numerosos papers presentados por los científicos, Pelegrina argumenta que este “costoso experimento” no ha logrado producir resultados en los últimos 20 años. “En lugar de invertir en este caro ejercicio de relaciones públicas debemos hacer frente a la desnutrición a través de una dieta diversa y el acceso equitativo a la agricultura ecológica”.
En definitiva, dice, "es irresponsable imponer el arroz transgénico como un remedio rápido a las personas que, de hecho, no lo quieren. Sobre todo, cuando existen opciones seguras y eficaces ya disponibles”, defiende.