Los inhibidores de la proteasa son una de las 4 familias de fármacos antirretrovirales existentes. Se utilizan como medicamentos de segunda y tercera línea en aquellos casos en los que los fármacos de primera opción no han funcionado. Estos casos se originan por mutaciones del VIH en varias fases o en una única.
Para el estudio, los científicos secuenciaron el ADN de los virus de pacientes tratados con inhibidores de la proteasa durante, al menos, 9 años para analizar cómo evolucionaban la proteasa y una proteína estructural del virus llamada gag durante la administración prolongada del fármaco. Ello les permitió identificar las regiones del virus implicadas en la adquisición de resistencias a los inhibidores de la proteasa que eran “hasta ahora desconocidas, pero importantes”, subraya Julia García Prado.
Desarrollar nuevos fármacos
García Prado es responsable del Grupo de Escape Inmunitario y Vacunas (Virievac) de IrsiCaixa. Durante años, el grupo de investigación se planteó qué podía ocurrir en zonas del virus externas a la proteasa para que los fármacos no fueran efectivos. El estudio ayuda a definir zonas vulnerables para diseñar nuevos fármacos contra la matriz y la cápside del virus con la intención de que el tratamiento antirretroviral sea eficaz.
Actualmente, los inhibidores de la cápside se encuentran en fase de desarrollo y todavía no existe ningún inhibidor de la matriz debido al desconocimiento sobre su vínculo con la resistencia farmacológica. Según indica García Pardo, los virus resistentes a los inhibidores de la proteasa quedarían bloqueados si se diseñaran inhibidores de la matriz y de la cápside debido a que “no podrían mutar en estas zonas esenciales para su supervivencia”.