El melanoma es uno de los tumores más agresivos que puede derivar en metástasis desde los primeros momentos, cuando la lesión tiene un grosor de tan solo milímetros. Además, esta metástasis ocurre de una manera aparentemente caótica, puesto que están implicados muchos procesos que ocurren de manera simultánea, pero que no parecen guardar relación entre sí.
Ante esta situación, científicos del Grupo de Melanoma del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), en colaboración con el Hospital 12 de Octubre, acaban de encontrar un orden en este caos, mediante un trabajo que prueba que estos procesos metastásicos no ocurren a través de mercenarios independientes, sino que están coordinados por un capitán general: la proteína p62.
En este sentido, el estudio descubre que uno de estos guerreros controlados por p62 es FERMT2, una proteína que no se había relacionado antes con la metástasis en el melanoma, y demuestra que tanto FERMT2 como p62 podrían convertirse en un marcador pronóstico de la evolución de la enfermedad de los pacientes. Estos importantes hallazgos han sido elegidos por la prestigiosa revista Cancer Cell para protagonizar la portada del número de este mes de enero.
Resultado inesperado
Marisol Soengas, jefa del Grupo de Melanoma, ha señalado que “es muy difícil poner orden en los mecanismos que conducen al melanoma y encontrar cuál es el código de barras que define a este tumor”. Las células del melanoma acumulan un elevado número de alteraciones en el ARN, debido a que “hay más de 1500 proteínas que se unen al ARN y la gran mayoría está sin estudiar”, ha asegurado la especialista.
El grupo encabezado por Soengas había encontrado que una de las características que distingue el melanoma de otros tumores es la regulación de un proceso de autolimpieza celular denominado autofagia. Este es un sistema por el cual todas las células, también las tumorales, eliminan componentes que ya no necesitan, y de los que extraen energía para continuar desarrollándose.
Con estos datos, los investigadores comenzaron a explorar p62, una proteína relacionada con autofagia en los procesos tumorales. El primer autor del estudio, Panagiotis Karras, ha incidido en que “nos interesaba p62 porque se la había descrito como uno de los yin y yang del cáncer, por ser capaz de favorecer o inhibir los tumores según el contexto”. Asimismo, analizando sus niveles de biopsias de melanomas de pacientes, observaron que, a mayor progresión del melanoma, más elevados son los niveles de p62. No obstante, mediante el uso de modelos animales, comprobaron que, en este tumor, p62 no es determinante en la autofagia.
Asimismo, con el objetivo de hallar la principal función de p62 en el melanoma, los investigadores realizaron un completo estudio, que ha empleado las tecnologías bioinformáticas más punteras para obtener la primera caracterización en detalle de p62 y de todos los procesos en los que está implicado el melanoma, estudiando la expresión de los genes involucrados en estos procesos, la estructura y función de las proteínas y las interacciones que ocurren entre ellas.
Metástasis del melanoma coordinada
Los investigadores han descubierto una inesperada función de p62: controlar la vida media de otras proteínas implicadas en la metástasis del melanoma. Para Soengas, “reclutando determinadas proteínas de unión al ARN, de entre las 1500 descritas, p62 controla múltiples proteínas que favorecen la metástasis a través de procesos tan aparentemente independientes entre sí como supervivencia, metabolismo, ciclo celular o invasión”.
El trabajo fue más allá, debido a que identificaron una nueva proteína, FERMT2, que correlaciona con un peor pronóstico de los melanomas metastásicos. José Luis Rodríguez-Peralto, jefe del Servicio de Anatomía Patológica del Hospital 12 de Octubre, ha recordado que para los patólogos “fue interesante encontrar que tanto p62 como FERMT2 están aumentadas en muestras de pacientes con metástasis del melanoma, porque hasta el momento no disponemos de buenos marcadores de progresión tumoral”.
Por último, en próximos pasos, los científicos intentarán validar estos resultados en un mayor número de biopsias, así como profundizar en este código de barras del melanoma que lo separa de otros tumores agresivos.