“Se ha investigado mucho sobre el síndrome post-UCI. Nos estamos dando cuenta de que las personas con este síndrome que sobreviven suelen experimentar un sufrimiento y una angustia emocional y psicológica en un grado tan alto como los veteranos que regresan de la guerra”, explica Samuel M. Brown, autor principal del estudio y director del Center for Humanizing Critical Care at Intermountain Medical Center in Salt Lake City.
“Si usted tenía el síndrome de dificultad respiratoria aguda hace 25 años y sobrevivía en la UCI le diríamos: ‘Todo está bien, usted estará bien’. Sin embargo, no teníamos idea de las consecuencias que esta enfermedad provoca a largo plazo”, añade Brown. Durante el último cuarto de siglos, el síndrome post-UCI ha sido cada vez más estudiado y comprendido. Los especialistas en cuidados críticos aseguran que entre el 50 y el 66% de los supervivientes padecerán el síndrome post-UCI tras salir del hospital.
El estudio, publicado en la revista Thorax, analizó a los supervivientes del síndrome de dificultad respiratoria aguda que llevaban 6 meses sin cuidados intensivos. Así, encontraron 4 subgrupos de pacientes con los siguientes problemas:
- Salud física y mental (22% de los pacientes).
- Salud física y mental con deterioro moderado (39%).
- Salud física con daños severos y salud mental con deterioro moderado (15%).
- Discapacidades físicas y mentales graves (24%).
Menos síntomas mentales si había patologías previas
Los autores observaron que las lesiones físicas y psicológicas tienden a ir de la mano, si bien el deterioro cognitivo es independiente de los 2. Las personas que tenían problemas físicos tenían más síntomas relacionados con ansiedad, depresión o trastorno de estrés postraumático. Solo un pequeño grupo (15%) tenía limitaciones físicas severas con problemas de salud mental moderados.
“Es posible que el pequeño grupo tenga más capacidad de resistencia” como consecuencia de tener otras patologías crónicas y estar más acostumbrados a vivir con limitaciones físicas. Ello apoya “otros estudios recientes que sugieren que mejorar la resiliencia puede ayudar a los supervivientes con síndrome de dificultad respiratoria aguda”, matiza el autor principal del artículo.
Tras 6 meses sin terapia intensiva, la mitad de los sujetos del estudio todavía no vivía con independencia y autonomía a pesar de que el 91% de ellos vivía de esta forma antes de contraer el síndrome de dificultad respiratoria aguda. A partir de su alta hospitalaria, los sujetos tenían que vivir en una residencia de ancianos o con familiares debido a que “el síndrome de dificultad respiratoria aguda puede provocar que uno no pueda valerse por sí mismo”, subraya Brown.