En total, se sometió a 6 trasplantes cardiacos en un periodo de 38 años. El último de ellos se realizó en 2015, con casi 100 años, en una operación que duró 6 horas y que fue realizada en su propia mansión por cirujanos privados. Tras 36 horas de su última cirugía cardiaca, David Rockefeller fue dado de alta, algo bastante sorprendente para su edad.
La Fundación Española del Corazón considera que, a partir de los 55-60 años de edad, el riesgo de trasplante cardiaco aumenta y, en aquellos pacientes en los que el trasplante tiene pocas probabilidades de prolongar la expectativa de vida, tampoco se recomienda. Sin embargo, la gran fortuna de David Rockefeller ha permitido romper estas barreras.
De hecho, el trasplante cardiaco era un “aliento de nueva vida; siento regresar la energía y la vida” aseguraba a los periodistas tras la última intervención. Tanto es así, que 24 horas después del alta, Rockefeller fue visto haciendo footing, según refleja la agencia Sputnik en un comunicado, en el que se resaltó sus óptimas condiciones físicas.
Su primer trasplante de corazón fue en 1976, tras sufrir un accidente de tráfico a los 61 años de edad. No obstante, y a pesar de los múltiples trasplantes, David Rockefeller considera que su verdadera longevidad está relacionada con su pasión por la vida, a la que ha asegurado amar en varios medios de comunicación. Los 5 hijos que todavía viven, con más de 70 años de edad, se dividirán los 3.300 millones que ha dejado de herencia.
Esta herencia, que podría considerarse como que una golosa lotería de jubilados, no es nada comparado con las múltiples donaciones que ha realizado. En 2006, la Universidad de Harvard recibió 100 millones de dólares en concepto de investigación. Algunos expertos consideran que el elixir de la longevidad existe, como ha demostrado Rockefeller a pesar de sus múltiples operaciones; su adquisición solo es cuestión de dinero.