La investigación, publicada en la European Heart Journal, muestra que la herramienta es capaz de analizar más de 49.000 polimorfismos de nucleótidos únicos, diferencias muy pequeñas en el ADN que cambian de una persona a otra. Con dicho análisis crearon una puntuación de riesgo genómico (GRS, por sus siglas en inglés) que demostraba que, cuanto mayor era dicho GRS, mayor era el riesgo de enfermedad coronaria.
Las personas que tenían un GRS por encima del 20% tenían 5 veces más de riesgo de por vida de enfermedad cardiaca coronaria que los que tenían porcentajes inferiores. Antes de utilizar esta herramienta, las únicas mediciones posibles para calcular el riesgo clínico se basaban en factores de riesgo habituales en la enfermedad coronaria, como el nivel de colesterol, la presión arterial alta, la diabetes o el tabaquismo.
Sin embargo, los resultados de estas variables no permiten predecir el riesgo con precisión, mientras que, con estas puntuaciones, añadidas a las de GRS, se podía predecir el riesgo de desarrollar la enfermedad cardiaca en los sucesivos 10 años.
Los investigadores recalcan que, aunque la herramienta permite hacer una estimación más afinada del riesgo de desarrollar la enfermedad en función del ADN, la predisposición genética no implica que la persona tenga que sufrir, necesariamente, un infarto agudo de miocardio a lo largo de su vida.