El estudio demuestra que los cambios del cerebelo solo se producen en las personas vulnerables al efecto de las drogas. Miquel declaró que desde hacía tiempo se había comprobado que el cerebelo respondía de manera muy potente al efecto de la cocaína y era capaz de cambiar la plasticidad del cerebro.
Además del Grupo de Investigación Adicción y Neuroplasticidad de la Universitat Jaume I, liderado por Marta Miquel, han colaborado científicos de la Universidad de Kentucky (EE. UU.), la Universidad de Turín (Italia), la Universidad Veracruzana (México), la Universidad Estatal de Washington, la Universidad de Cambridge (Reino Unido), la Universidad de Leeds (Reino Unido), el Laboratorio de Neurociencia Traslacional del Hospital McLean y Centro de Investigación Mailman (EE. UU.).
Según Miquel, el estudio demuestra que los cambios del cerebelo solo se dan en aquellas personas vulnerables a los efectos de las drogas. La también coordinadora del máster Cerebro y Conducta apuntó que el hecho de que el cerebelo respondiese a la cocaína de manera potente hasta cambiar la plasticidad del cerebro no es un descubrimiento nuevo.
La profesa explicó que se estaba avanzando mucho para describir los circuitos neuronales afectados por la droga, lo que aceleraría el camino hacia nuevas terapias capaces de entender y diseñar posibles tratamientos. Las alteraciones en los mecanismos neuronales impiden que el cerebro se recupere de lesiones, se regenere o almacene información correctamente.
Las drogas adictivas obligan al cerebro a guardar información sobre cómo, cuándo y dónde consumirlas, y se convierte en la información predominante de los cerebros de los consumidores. Los mecanismos cerebrales de memoria y aprendizaje son los que enferman, de manera que la toma de decisiones es más complicada.
“Los trabajos experimentales muestran que estos efectos de la cocaína sobre el funcionamiento del cerebelo solo ocurren en aquellos individuos dominados por estímulos que predicen la disponibilidad de droga y sugieren que el cerebelo puede ser crucial para entender los mecanismos de vulnerabilidad a la adicción”, aseguró Marta Miquel.