La Universidad Pompeu Fabra ha demostrado que las fuerzas mecánicas controlan el destino celular en la formación del cerebro. Durante el desarrollo embrionario del cerebro del pez cebra, las células que se encuentran entre segmentos adyacentes detectan fuerzas mecánicas. Estas fuerzas aparecen durante la morfogénesis con el objetivo de regular el equilibrio entre células madre progenitoras y neuronas diferenciadas.
En los vertebrados, el sistema nervioso central se forma gracias a una estructura embrionaria dividida en 3 vesículas cerebrales y la médula espinal. La vesícula cerebral posterior dará lugar a derivados adultos, que es donde se envían los nervios craneales que actúan en la cara. Durante el desarrollo embrionario, el cerebro posterior se divide en 7 partes denominadas rombómeros. Además, estas áreas son donde se producen los progenitores neuronales que generan las neuronas motoras.
En la división del cerebro posterior, unas células específicas se encuentran en la frontera entre rombómeros. Estas células permiten que las poblaciones celulares vecinas no se mezclen. Además, envían indicaciones a las células progenitoras del rombómero adyacente y actúan como fuente de neuronas y progenitores.
Investigación del destino celular
En este sentido, el estudio realizado por la Universidad Pompeu Fabra ha realizado una investigación para observar como las células de la frontera son capaces de sentir los estímulos. Estos estímulos se traducen en conductas biológicas específicas que se producen durante la segmentación del cerebro posterior.
Los resultados del estudio demostraron que las células de la frontera del cerebro posterior detectan fuerzas mecánicas a través de Yap/Taz-TEAD. Gracias a estas fuerzas pueden regular la proliferación de progenitores en la segmentación. Por lo tanto, las fuerzas mecánicas manejan el destino celular en la formación cerebral.