Los motores poliméricos imitan a los músculos artificiales, según la tesis de Samuel Beaumont, un estudiante de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) que ha explicado así la capacidad sensora de los órganos naturales, tal y como informó la universidad a la agencia EFE. La tesis ha sido dirigida por Toribio Fernández, quién explicó que la biología no había descubierto todavía cómo se crean las señales que los órganos mandan al cerebro para informar de su estado.
Toribio Fernández lleva mucho tiempo estudiando los músculos artificiales que imitan a los naturales. En su última investigación, de hecho, ha invertido el modelo con los motores poliédricos para señalar el origen de la capacidad sensora de los órganos naturales, algo desconocido hasta entonces.
El director de la tesis ha explicado que su estudio comprueba que la energía de la reacción se adapta de un modo inmediato a las variaciones de temperatura muscular o a la concentración de los iones que intervienen en la reacción. Esta adaptación también se produce en los demás componentes, la carga consumida o el potencial.
"Hasta ahora no se había demostrado cuantitativamente esta relación, la ecuación sensora", añadió Beaumont.
Beaumont apuntó que la variación de la energía era la que ocasionaba el impulso nervioso que informaba al cerebro. Su tesis la ha hecho gracias a una beca financiada por el grupo de investigación dirigido por Fernández sobre materiales, dispositivos inteligentes y electroquímica. También ganó un concurso sobre músculos artificiales para doctorandos emprendedores.
La tesis, publicada en revistas internacionales, aporta nuevos caminos en el campo de la fisiología. Beaumont asegura que, de confirmarse su hipótesis en los músculos naturales, se abrirá una ventana a la solución de muchas enfermedades relacionadas con las atrofias musculares.