El CRISPR necesita fondos que permitan desarrollar la técnica y aplicarla a la curación del cáncer. Así lo aseguró Marcos Malumbres, jefe de grupo en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), durante un encuentro informativo organizado por la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) en el que se destacó la necesitdad de convencer a los políticos de la importancia de invertir en investigación.
Según informa la agencia EFE, el científico explicó que el cáncer está relacionado con mutaciones genéticas. Hasta ahora, sin embargo, las terapias se centran en combatir los efectos. El CRISPR permite editar genes, de manera que podría eliminar o modificar las mutaciones causantes de la patología y curarla. “Esto es un cambio de paradigma completo”, afirmó Malumbres, quien apuntó que por ahora el CRISPR se ha aplicado solo en unas niñas con leucemia estadounidenses.
En España, por el contrario, el uso clínico de esta técnica es “muy limitado”, a pesar de que se usa en proyectos de investigación de manera rutinaria. Hacen falta, dijo, “muchos pasos” para que el CRISPR sea una realidad cotidiana en España, de ahí la necesidad de convencer de la importancia de invertir en investigación. “Todos los que trabajamos en este campo sabemos que va a ser una revolución enorme”, señaló el investigador, que pidió cautela porque “no estamos hablando de una terapia”.
“Si se sabe que un niño va a nacer con una mutación, en principio, se podría evitar, pero el problema es que editar el genoma de una persona requiere de una discusión ética”, destacó Malumbres.
El origen de esta técnica fue un trabajo sobre un microorganismo en las salinas de Santa Pola (Alicante) del español Francisco Martínez Mojica, que ha recibido el premio de la AECC V de Vida junto a la estadounidense Jennifer Doudna y la francesa Emmanuelle Charpentier, los científicos responsables del descubrimiento del CRISPR. La técnica está presente en 5 de los 250 proyectos que financia este año la Fundación Científica de la AECC; el Hospital Universitario Vall d'Hebron de Barcelona, por ejemplo, está trabajando en un proyecto en el que se está utilizando esta técnica aplicada a las células T CAR.