Virginia Martínez, primera autora del estudio e investigadora de la empresa biotecnología Evolva, en Copenhague, asegura que se trata de una vía para obtener productos de manera sostenible, como es el caso de este bioplástico, donde hay mucho dinero en juego.
“El bioplástico contenido en bacterias, que lo producen y acumulan hasta en un 90% de su peso, es difícil de extraer. Hasta ahora, lo que se hace es aplicar detergentes o sistemas de disrupción para romper la célula y liberar el producto. Estos procesos son contaminantes y poco eficientes, lo cual afecta al medio ambiente y encarece el proceso de producción”, destaca la investigadora.
Para que el proceso fuera lo más económico posible, se eligió una bacteria depredadora llamada Bdellovibrio bacteriovorus, modificada genéticamente para romper las membranas de aquellas cepas que producían bioplásticos, según informa la agencia SINC. De esta manera, el proceso de extracción era más sencillo.
Este equipo de investigación ha usado la bacteria como un agente lítico que depreda a otra bacteria, la P. putida KT2440, que saca todo lo que lleve en su interior. Luego, ha rediseñado a la depredadora para que no degrade el plástico que la otra bacteria había acumulado.
El método, ya patentado y pionero en el mundo, facilita recuperar el bioplástico sin necesidad de equipamientos más complicados o sin tener que usar compuestos con índices de toxicidad. Los científicos consideran que también podría usarse para conseguir enzimas o proteínas acumuladas en la bacteria.
La bacteria depredadora puede atacar a las bacterias más usadas en la industria y su uso es seguro en humanos, según ha querido puntualizar Martínez. El equipo espera que este sistema que ha sido capaz por primera vez de recuperar productos intracelulares de interés industrial se comercialice para usar bioplástico.