La cirugía de párpados, blefaroplastia, elimina los signos de envejecimiento de la cara sin perder la expresividad, uno de los aspectos que más inquieta a los pacientes antes de someterse a una cirugía de estética. Hombres como mujeres se apuntan a esta técnica de remodelaje del tejido situado alrededor de los ojos que se descuelga con el paso del tiempo.

Si este tejido es muy débil, perjudica la visión, se marcan bolsas y la mirada parece entristecida. Según el doctor Aguiar, los efectos de la edad los determina la genética; las cremas antiarrugas y los contornos de ojo solo sirven para hidratar, no para neutralizar los efectos del paso del tiempo.

La cantopexia es otra alternativa para recolocar el canto externo el ojo en su sitio. Esta intervención puede hacerse a la vez que la blefaroplastia y, a veces, se combina con el lipofiling, que consiste en sacar grasa de una parte del cuerpo e inyectarla en la zona de la ceja para elevarla.

“Con los años irremediablemente las líneas de la cara van hacia abajo aportando al rosto una imagen de tristeza que en media hora minutos podemos anular”, insiste el especialista.

El doctor Aguiar detalla que la recuperación es muy rápida, las heridas cicatrizan bien y el postoperatorio no suele tener inconvenientes. También advirtió de la posibilidad de hematomas e inflamación durante los cinco primeros días después de la operación. Los resultados, según él, serán visibles trascurridos entre 3 y 6 meses.

Antes de someter al paciente a una blefaroplastia, es importante saber si el problema está originado por acumulación de grasa o por retención de líquidos, ya que en este último caso no se precisa una intervención quirúrgica.

“Hay personas que tienen tendencia a retener líquidos en la zona inferior de los ojos y en ese caso la solución pasa por descansar y respetar las horas de sueño y, en los casos más acuciantes, por someterse a un drenaje linfático”, concluye el doctor.