Las quemaduras por alto voltaje en manos precisan de la aplicación de todas las técnicas reconstructivas al alcance del cirujano plástico, según un estudio de investigadores del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid en el que se expone la experiencia en este campo recogida durante los 5 primeros años de funcionamiento de la unidad de quemados del citado centro. Los resultados se han publicado en la revista Cirugía Plástica Ibero-Latinoamericana.
De acuerdo con los autores, las quemaduras por alto voltaje representan solo el 3% de los ingresos en unidades de grandes quemados; sin embargo, adquieren importancia debido a su elevada morbimortalidad. La mayoría de los pacientes son varones jóvenes que han sufrido un accidente laboral o, más recientemente, han sufrido una descarga eléctrica durante el desarrollo de actos delictivos.
El trabajo reúne datos de 6 pacientes con quemaduras por alto voltaje en 8 extremidades superiores. Todos eran varones con edades comprendidas entre los 23 y los 41 años. En 3 de los pacientes, las quemaduras por alto voltaje se produjeron en el ámbito laboral, en 2 durante actividades delictivas y en uno durante actividades de ocio. En todos fue necesario usar colgajos: 6 libre, uno local y otro a distancia.
La totalidad de los pacientes presentó un aumento creatina fosfocinasa consecuencia de la destrucción muscular que ocasionan las quemaduras de alto voltaje. En 2 de los casos fue necesario someter a los sujetos a terapia de reemplazo renal de tipo hemodiafiltración por alteraciones de la función renal. Todos sufrieron infecciones y en algunos casos fue preciso llevar a cabo alguna amputación, sobre todo de dedos.
Según los investigadores, estos casos reflejan el escenario típico de las quemaduras por alto voltaje tanto a nivel clínico como epidemiológico. “Para conseguir la reconstrucción de extremidades con lesiones por alto voltaje el cirujano plástico debe emplear todas las técnicas reconstructivas a su alcance, desde injertos a colgajos libres, pasando por los cada vez más usados sustitutos cutáneos. Pese a todo, las amputaciones son frecuentes, así como las secuelas neurológicas”, concluyen.