La investigación se llevó a cabo en más de 20.000 hombres de 7 países distintos, de los que 11.000 tenían calvicie prematura. Según pudieron comprobar en dicha muestra, hasta 63 alteraciones del genoma humano estaban vinculadas con el riesgo de pérdida prematura, algunas de las cuales estaban relacionadas con la estatura, la prepubertad y varios tipos de cáncer, entre ellos, el de próstata.
Asimismo, los investigadores encontraron relación entre el color de la piel y el aumento de la densidad ósea, lo que también podría implicar una relación con la capacidad de sintetizar la vitamina D a través de la luz, según aseguran los científicos. Por otra parte, las células inmunológicas, las células de los folículos pilosos y la cantidad de grasa presente en el cuero cabelludo también podrían estar relacionadas con una mayor o menor cantidad de pelo.
A pesar de todos los factores que los científicos han observado que pueden estar relacionados, “los hombres con pérdida prematura del cabello no tienen que preocuparse”, explica Markus Nöthen, autor del estudio y director del Institute of Human Genetics de la Universidad de Bonn, pues asegura que estas variables no afectan en exceso.
“Los riesgos de la enfermedad solamente se incrementaron ligeramente. Sin embargo, es emocionante observar que la pérdida del cabello no es una característica aislada, sino que está relacionada con otras muchas características”, matiza Nöthen.
Las siguientes investigaciones deben analizar estos vínculos y las vías de señalización implicadas para conocer las posibles vías de tratamiento que puedan ayudar a tratar las distintas relaciones encontradas como, por ejemplo, mejorar la capacidad de sintetizar vitamina D al mismo tiempo que mejore la calvicie.