De cada 10 personas que desarrollan lupus eritematoso sistémico, 9 son mujeres. Esta patología también es más frecuente entre los pacientes con síndrome de Klinefelter (47 XXY), lo que ha llevado a considerar que la cantidad de cromosomas X podría ser un factor de riesgo importante para padecer esta enfermedad autoinmune. La hipótesis, elaborada por los servicios de Endocrinología Pediátrica, Enfermedades Metabólicas y Nutrición del Centro Hospitalario Universitario de Toulouse, se ha centrado en la sobreexpresión del gen TLR7.
Tras medir su expresión en células inmunes de mujeres sanas y en hombres con un cromosoma X adicional (47 XXY), el investigador Jean-Charles Guéry y su equipo descubrieron que, en algunas células, ambas copias del gen estaban produciendo la proteína. Esto sugiere que TLR7 es capaz de evitar la inactivación del cromosoma X. Aunque la proteína TLR7 contribuye a identificar infecciones virales, su sobreexpresión induce cambios celulares que podrían desembocar en problemas autoinmunes.
A raíz de la conclusión publicada en la revista Science Immunology, el investigador (ajeno al presente estudio) Hal Scofield, señaló en la publicación Stat, que “existen docenas de genes relacionados con el lupus y que, incluso los sujetos genéticamente predispuestos a padecerlo podrían no desarrollarlo”. Aun así, el experto en enfermedades autoinmunes admitió la importancia de la inactivación del cromosoma X, “muchas veces subestimada”. En este sentido, el investigador de la Fundación de Investigación Médica de Oklahoma consideró que “si ambas copias de TLR7 se expresan, entonces, tal vez, otros genes asociados al lupus también se sobreexpresen”.
Es posible, sugiere, que entre todos los genes que “escapan” a la inactivación del cromosoma X, se encuentren otros que interactúan con TLR7, “incluso una cascada completa”. Por su parte, Guéry ha adelantado que los nuevos trabajos irán encaminados a comparar los niveles de TLR7 en mujeres con y sin lupus; así como a comprobar si los niveles más elevados de la proteína podrían correlacionarse con la gravedad de la patología o la aparición de brotes. De este trabajo se desprenden 2 posibles nuevas vías terapéuticas contra el lupus: reestablecer la inactivación del cromosoma X o limitar los niveles de TLR7.