En este contexto, un grupo de investigadores internacionales de la Universidad de Nagoya, en Japón, ha definido una nueva categoría de enfermedades genéticas de la piel en un estudio publicado en el Journal of Allergy and Clinical Immunology. Masashi Akiyama, director y autor principal del estudio, asegura que la falta de clasificación provoca que todas las enfermedades cutáneas se incluyan dentro de la misma categoría.

“Muchos trastornos de la piel se engloban en un grupo muy amplio de enfermedades de queratinización inflamatoria. Este término no es muy útil, pues abarca muchos tipos de problemas dérmicos y no considera si la causa es inflamatoria, genética o una combinación de ambos”, afirma Akiyama.

Reacciones por factores no ambientales

Los expertos recuerdan que la queratinización es el proceso por el que se forma la capa exterior de la piel de manera natural. Sin embargo, la queratinización podría fallar y empezar a generar reacciones inmunológicas o alérgicas, así como diversos eccemas como consecuencia de una respuesta inflamatoria autoinmune. Los investigadores liderados por Akiyama descubrieron que estos trastornos de la piel podrían tener una respuesta autoinflamatoria con base genética.

Estas condiciones reflejan una respuesta primitiva que no está controlada por el sistema inmunológico y que no depende necesariamente de la exposición a un irritante, aseguran los autores del estudio. “Hemos encontrado más enfermedades autoinflamatorias relacionadas con la piel. Es hora de que reconozcamos esto como una nueva categoría de enfermedades de queratinización autoinflamatorias (AIKD, por sus siglas en ingles)”, recalca Kazumitsu Sugiura, coautor del estudio.

“La única manera de que los médicos ayuden a sus pacientes a controlar sus patologías y de desarrollar tratamientos más efectivos es comprender mejor las causas de los trastornos de la piel”, concluye Sugiura.