Según indica el comunicado, el acné vulgar suele afectar a un gran número de personas (80-85%). Las causas son poco claras, si bien se ha identificado que la bacteria Propionibacterium acnes podría ser uno de los posibles desencadenantes. Por este motivo, un grupo de investigadores de la Universidad de California realizó un estudio en el que analizó muestras de folículos de piel de 72 pacientes, de los que 38 tenían acné y 34 no tenían esta patología.
Los científicos utilizaron una técnica de análisis global bacteriano basado en la secuenciación de ADN para identificar el microbioma de los 2 grupos. A través de esta técnica, los investigadores pudieron detectar diferencias en la composición de la piel y en la composición genética de las cepas de Propionibacterium acnes de los 2 tipos de pacientes. En el grupo control, la comunidad bacteriana era equilibrada y compuesta por bacterias con un ADN no patógeno.
ADN bacteriano virulento
En el grupo de pacientes con acné, los participantes tenían altos niveles de bacterias con genes asociados a virulencia, lo que incluía la producción y transporte de compuestos con capacidad proinflamatoria, como toxinas bacterianas que son perjudiciales para la piel. A través del análisis global bacteriano, los investigadores pudieron predecir el estado de salud de los individuos con gran precisión.
Según indican los autores del estudio en el comunicado, este estudio sugiere que son preferibles los tratamientos orientados a modular la microbiota de la piel y mantener un equilibrio saludable de las bacterias en lugar de los tratamientos antibióticos en los que se eliminan bacterias de la piel de forma no selectiva; de manera que desaparezcan tanto aquellos microorganismos saludables como los patógenos.
“La comprensión de la comunidad bacteriana de la piel es importante para el desarrollo de tratamientos personalizados en el acné. En lugar de matar todas las bacterias, incluyendo las que son beneficiosas, debemos centrarnos en modificar la microbiota para que sea saludable, de manera que se ataque a las bacterias dañinas y se enriquezca y fortalezca a las bacterias beneficiosas”, explica Emma Barnard, autora del estudio.
El análisis global bacteriano también ha permitido deducir que los suplementos de probióticos o la terapia de bacteriófagos que se dirigen a cepas bacterianas específicas pueden ser útiles para eliminar algunas de las bacterias que provocan enfermedades dermatológicas, como Propionibacterium acnes en el caso de las personas que tienen acné.