Los microorganismos que habitan en el interior del cuerpo comienzan a vincularse, cada vez más, con una repercusión directa en el estado de salud. Así lo muestran los dos mayores estudios publicados recientemente en la revista Science y realizados en Bélgica y Holanda. En ellos se han identificado 14 grupos principales de microorganismos presentes en el 95% de las personas, aunque identifica 664 grupos más.
Los trabajos han sido coordinados desde el Instituto Flamenco para la Biotecnología (VIB), en Bélgica, y la Universidad de Groninga, en Holanda, de forma independiente. A pesar de ello, los resultados han sido similares.
En el estudio holandés, los principales parámetros analizados fueron el impacto de 126 factores exógenos y endógenos, 12 patologías, 19 grupos de fármacos, 4 categorías de fumadores y 60 factores nutricionales.
Las personas que ingerían yogur, vino o café de manera frecuente poseían una flora intestinal más variada. Al contrario que los que tomaban leche entera, fármacos (como antibióticos o antidepresivos), comían un exceso de calorías y carbohidratos, o fumaban, que tenían muchas menos bacterias.
En el estudio belga, los resultados mostraron también una relación entre la composición del microbioma y el índice de masa corporal, así como la relación entre algunos microbios y enfermedades como el cáncer colorrectal o la colitis ulcerosa. Asimismo, la reducción de algunas bacterias estaba relacionada con mayor riesgo de infarto de miocardio. Por sorpresa de los investigadores, el nacimiento por parto natural o cesárea no influía en la composición de la microbiota.
Jeron Raes, investigador del VIB, asegura que la modulación de la microbiota será diferente en función de la enfermedad. En ocasiones, sería necesario eliminar una bacteria nociva, mientras que, en otras, habría que modificar todo el sistema, tal y como sucede en los ecosistemas a gran escala, en la que todos los miembros del sistema se encuentran interrelacionados entre sí.