Los investigadores analizaron los datos anuales de las nuevas certificaciones de discapacidad visual y ceguera en Inglaterra y Gales gracias a la base de datos nacional proporcionada por la Oficina de Certificaciones del Moorfields Eye Hospital. Entre los años 2007 y 2015, se registraron 339 certificaciones menos, tanto para la discapacidad visual como para el deterioro visual por cualquier causa.
En el caso de los diabéticos, las certificaciones se redujeron a 22. En total, se observó una reducción general de certificaciones nuevas, con una bajada de más del 40% aunque, durante este periodo, se produjo un aumento del 39,8% (52.292) de personas con diabetes en Gales.
Más diabéticos, menos discapacidad visual
A pesar del incremento del número de diabéticos y de las limitaciones que conlleva el proceso de certificación, la incidencia de discapacidad visual y deterioro de la vista se redujo casi a la mitad en un periodo de 8 años. Estos resultados podrían deberse a un diagnóstico temprano de retinopatía diabética y de problemas visuales, según sugieren los autores.
Las conclusiones del estudio sugieren que es posible que la diabetes esté siendo mejor controlada desde el momento del diagnóstico. Ello incluiría una mayor información proporcionada al paciente para poder anticiparse a los síntomas y patologías secundarias derivadas de la diabetes, como la retinopatía diabética, así como un tratamiento precoz, sugieren los científicos.
En 2015, 415 millones de personas en todo el mundo padecían diabetes mellitus con retinopatía diabética, entre algunas de las complicaciones capaces de causar discapacidad visual y ceguera, según estiman los expertos. En 2040, se prevé que 642 millones de personas estén afectadas por esta patología, motivo por el que es tan importante implementar campañas de salud pública centradas en la prevención, concluyen los especialistas.