El proceso de envejecimiento podría revertirse modificando el epigenoma. Esta es la conclusión que el doctor Juan Carlos Izpisua ha puesto sobre la mesa durante la conferencia sobre Medicina regenerativa, enfermedades y envejecimiento dentro del curso de verano de la UPV/EHU celebrada recientemente.

Tal y como recoge la agencia EFE, Izpisua asegura que “el epigenoma, que es el conjunto de compuestos químicos que modifica o marcan la función del genoma, es clave en nuestro proceso de envejecimiento y su modificación podría llevar a revertir este proceso”.

Ipzisua es investigador en el instituto Salk para Estudios Biológicos de La Jolla (California) y está especializado en el estudio de las células madre, la regeneración de tejidos y el envejecimiento. El investigador ha reconocido que “el proceso de envejecimiento es, con mucho, el mayor factor de riesgo en cualquier enfermedad del ser humano”.

Según ha explicado, “cuando nos hacemos viejos, es mucho más probable que la enfermedad se desarrolle. Entre los 40 y 50 años podemos ver un crecimiento acelerado de todas las enfermedades, tanto cardiacas, como de riñón, de hígado del cerebro, etc.”. Por lo tanto, afirma, intentar entender el proceso de envejecimiento podría ayudar a retrasar la aparición de enfermedades.

En este sentido, Izpisua ha destacado el papel de las nuevas tecnologías con las que “podemos experimentar con ratones y tratar de entender cómo se produce el proceso del envejecimiento y probar con tratamientos para intentar retrasar el envejecimiento. Según ha recordado el investigador, hace 100 años la esperanza media de vida estaba en 50-60 años y “el genoma de esas personas era el mismo que le nuestro hoy en día, cuando la esperanza de vida ha subido hasta los 75-85 años”.

El investigador considera que si el genoma es el mismo la diferencia debe de estar en el epigenoma. El medio ambiente ha podido cambiar la esperanza de vida y esto es debido al epigenoma no al genoma, insiste. “De ahí que este sea tan importante en el proceso de envejecimiento”.

Izpisua se ha referido a un experimento realizado por un científico japonés en el que se eliminó de una célula adulta las marcas epigenéticas que se habían añadido a ella a lo largo de la vida, con lo que consiguió que “esa célula adulta se convirtiera en una célula joven, primigenia, embrionaria, que empieza de nuevo y no tiene ninguna historia epigenética”.

Los últimos avances en este campo permiten eliminar las marcas epigenéticas relacionadas con el envejecimiento. Izpisua ha señalado también que tratar alteraciones y las enfermedades de tipo genético, como las cardiacas o determinadas malformaciones, en las etapas embrionarias de la vida, puede influir en la prevención de esas enfermedades y conseguir que nazcan bebés “completamente sanos”.