Los investigadores han analizado el papel que juega la proteína C-reactiva como biomarcador de la inflamación en una enfermedad ocular que ya es la principal causa de pérdida de visión entre los mayores de 60 años. El artículo, publicado en Scientific Reports, ha demostrado que la forma monomérica de la proteína C-reactiva favorece el proceso inflamatorio crónico asociado a la degeneración macular.
Tras analizar las drusas, los investigadores hallaron proteínas inflamatorias y otros compuestos que median en el proceso de inflamación local. Entre estas encontraron la proteína C-reactiva, encargada de regular el sistema inmune innato.
Blanca Molins, coordinadora del estudio, ha explicado a la agencia SINC que, aunque la proteína C-reactiva se ha detectado en las drusas, aun se sabe poco de cómo incide esta proteína en el desarrollo de la degeneración macular asociada a la edad.
Los investigadores han descubierto que son las subunidades de la proteína C-reactiva y no la forma plasmática, los responsables de inducir la respuesta inflamatoria que puede favorecer el desarrollo de la degeneración macular asociada a la edad. Asimismo, han hallado que el polimorfismo en el gen del factor H del complemento (FH) se une de forma errónea a la forma monomérica de la proteína C-reactiva y no es capaz de prevenir su actividad proinflamatoria.