Las conclusiones de este estudio, recogido por la agencia EFE, suponen un nuevo avance en las investigaciones sobre las causas del envejecimiento humano, un reto para el sistema público de salud y un enigma científico para los biólogos evolutivos, según los autores de la investigación. Uno de los coordinadores de este estudio, Arcadi Navarro, explica que no existe una teoría universal sobre las causas del envejecimiento y considera que tampoco está claro cuál será su impacto sobre la salud humana.
Para realizar esta investigación, los científicos aprovecharon todos los datos acumulados durante una década sobre las bases genéticas de las enfermedades complejas, desde el párkinson hasta el cáncer, pasando por la diabetes, para poner a prueba las distintas teorías evolutivas de la senescencia.
La información sobre la relación entre genotipo y fenotipo, clave
Arcadi Navarro ha explicado que hasta el momento los esfuerzos para entender las causas evolutivas del envejecimiento se han limitado a modelos de experimentación. Sin embargo, la cantidad de datos disponibles de la relación entre genotipo y fenotipo que existe en la actualidad supone una oportunidad significativa para llevar a cabo análisis en humanos.
El equipo de investigación liderado por Navarro ha evaluado los resultados de unos 3.000 trabajos con más de 2.500 marcadores de un total de 120 enfermedades. En una primera etapa, los investigadores consideraron si los marcadores para cada enfermedad tienen un efecto en la juventud o en la vejez. A su juicio, “esta distinción es importante ya que, si una mutación tiene consecuencias nocivas en la vejez, nuestros genes ya se habrán traspasado a la descendencia y la selección natural no podrá actuar”.
Los resultados de este estudio muestran que la frecuencia y el efecto de las mutaciones que causan enfermedades en la vejez son más grandes que las que causan enfermedad en edad temprana. “Hemos encontrado un umbral evolutivo a los 40-50 años, una edad biológicamente significativa porque limita el período reproductivo”, ha indicado Navarro. Los estudios bioinformáticos han demostrado además que hay mutaciones que son beneficiosas en la juventud pero se tornan perjudiciales en la vejez.