Ni las enfermedades autoinmunes (EAS) ni las inflamatorias son una contraindicación para el embarazo. En este sentido, la doctora María José Cuadrado, reumatóloga de la Clínica de la Universidad de Navarra ha recordado que “las mujeres con enfermedades reumáticas pueden tener hijos como los tiene una mujer sana. No obstante, es necesario planificar el embarazo con el reumatólogo. Además, es importante contar con un equipo multidisciplinar que sepa abordar de forma adecuada las posibles complicaciones que puedan presentarse”.
Asimismo, la doctora Paloma Vela, reumatóloga en el Hospital General Universitario de Alicante, insiste en que “el embarazo es posible en la mayoría de las ocasiones. Pero es imprescindible llegar a él tras una adecuada evaluación y programación, tomar la medicación y hacer los controles durante el embarazo de forma estricta, y ante cualquier duda, acudir a los profesionales para resolverlas”.
Situaciones de riesgo vital durante el embarazo
Las situaciones de riesgo vital pueden ser muy diferentes como diferentes son las enfermedades autoinmunes. De hecho, “la hipertensión pulmonar, que puede aparecer en varias de ellas es una contraindicación absoluta para el embarazo. Asimismo, la mortalidad materna es alta y las pérdidas fetales frecuentes. Si se produce el embarazo, algunos medicamentos están contraindicados, pero otros pueden usarse. Es una situación difícil tanto para la madre como para el feto”, asegura la doctora.
Asimismo, la especialista recuerda que estas situaciones se deben afrontar con un equipo multidisciplinar que tenga experiencia. A su juicio de la facultativa, “si no se cuenta con ese equipo, se debe referir a la paciente a un centro que lo tenga.” Además, es especialmente importante en el caso de la hipertensión pulmonar. Si bien también en toda paciente con complicaciones graves. Por eso, el obstetra y el reumatólogo deben liderar las decisiones terapéuticas. Si bien deben apoyarse en los demás especialistas que puedan mejorar la atención de la paciente”.
Por otro lado, en otras enfermedades reumáticas como la artritis inflamatoria puede haber problemas durante el embarazo, pero generalmente no son situaciones de riesgo vital. “Es importante que los embarazos sean planeados, que se realice el cambio de medicación antes del embarazo y nos aseguremos que la enfermedad sigue controlada”. En este sentido, incide en que, respecto a los medicamentos biológicos, en la actualidad “ya sabemos cuáles son seguros durante la gestación, cuanto tenemos que usarlos y en qué momento del embarazo debemos suspenderlos, si es necesario”.
Parto y puerperio
Nuria Martínez, ginecóloga del Hospital La Paz de Madrid, explica que “la mayoría de las pacientes con enfermedades autoinmunes tiene partos normales”. No obstante, es importante tener en cuenta la situación clínica de la gestante, las condiciones obstétricas, así como los fármacos que esté tomando la gestante para valorar cambios o retirada de los mismos con el objetivo de llegar al momento del parto en las mejores condiciones”.
Para la especialista, es mejor el indicio espontáneo del parto, pero si se ha presentado alguna complicación en el feto o en la madre hay que valorar la inducción del parto. Además, “es importante individualizar cada caso con la situación concreta de cada gestante, así como los antecedentes obstétricos”.
En lo que se refiere al puerperio, Andrea Pluma, reumatóloga del Hospital Vall d´Hebron, precisa que “una parte de las pacientes con afecciones reumáticas presentarán una reactivación de su enfermedad durante el posparto. Por esta razón, a su juicio, es importante disponer de tratamientos efectivos “para reducir la actividad de la enfermedad y ayudar a que las pacientes se adapten lo mejor posible a su nueva situación familiar. Además, el seguimiento en estos casos debe ser muy estrecho”.
Por último, una de las peculiaridades más importantes de este periodo es la posibilidad de que la paciente opte por la lactancia materna. Por ello, los especialistas han de escoger aquellos fármacos que sean eficaces para la paciente y a la vez compatibles con la lactancia materna. En algunas ocasiones, debido a la actividad que presente la enfermedad materna, “no será posible”. Pero subraya que, gracias a los avances en la investigación, “cada vez son menos estos casos”.