La salud de la placenta puede incidir en el riesgo de sufrir esquizofrenia según describe un estudio del Instituto Lieber publicado en Nature. Tal y como informa la agencia EFE, el artículo ha hallado que la placenta puede ser la pieza “perdida” en la relación que hay entre riesgos genéticos y enfermedades mentales como la esquizofrenia.
Según señalan los autores del estudio, este descubrimiento puede ayudar a predecir quién puede estar en peligro de desarrollar enfermedades mentales, y, por tanto, desarrollar tratamientos para mejorar la salud de la placenta. Los investigadores explican que muchos genes asociados a un riesgo de desarrollar esquizofrenia parecían alterar indirectamente el desarrollo del cerebro en las primeras etapas de la vida.
Durante embarazos complicados estos genes relacionados con la esquizofrenia se activan en la placenta. Estudios anteriores habían analizado genes relacionados con desórdenes del comportamiento y detectaron que alteraban el desarrollo prenatal del cerebro, indica la agencia EFE. Según puntualiza el estudio, la placenta es aun un órgano humano al que se descuida a pesar de la importancia para suministrar nutrientes para el desarrollo prenatal.
De ahí que la investigación resalte la importancia de la salud de la placenta. Los investigadores recuerdan que, durante más de un cuarto de siglo, el desarrollo cerebral durante el embarazo y poco después del nacimiento era considerado vital para fundamentar hipótesis de que la esquizofrenia es un desorden de neurodesarrollo. Sin embargo, los mecanismos biológicos que influían en ello no han sido bien comprendidos, destacan.
Para llegar a estas conclusiones se analizaron los casos de 2.800 adultos de diferentes países, de los que 2.038 tenían esquizofrenia. Los investigadores pudieron observar una importante interacción entre los genes relacionados con el riesgo de sufrir esquizofrenia y posibles complicaciones en el embarazo.
Para los autores del estudio la salud de la placenta es una pieza central de un nuevo campo de investigación biológica que relaciona cómo los genes y el medio ambiente interactúan para alterar la trayectoria del desarrollo del cerebro humano.