La idea de reutilizar los desechos humanos en el Espacio sigue protagonizando diversas investigaciones científicas. La transformación de las sustancias mediante la levadura Yarrowia lipolytica podría tener otro candidato igual de efectivo: Methylococcus capsulatus, un microorganismo utilizado como alimento para animales. Una investigación publicada en Life Sciences in Space Research muestra la eficacia de esta bacteria para reutilizar los desechos en sustancias beneficiosas para el ser humano.
Los investigadores utilizaron un residuo sólido y un líquido artificial que se usan habitualmente en pruebas de desechos. Así, crearon un sistema cerrado por el que ciertos microbios entraban en contacto con los desechos y los descomponían mediante digestión anaeróbica, un proceso similar al que realizan los humanos cuando digieren los alimentos y que se utiliza con frecuencia para tratar desechos en la Tierra.
La digestión anaeróbica “es una forma eficiente de realizar un tratamiento masivo de reciclado. La principal novedad de nuestro trabajo fue conseguir extraer los nutrientes derivados de dicho proceso e introducirlos intencionadamente en un reactor microbiano con el objetivo de crear alimentos”, ha indicado Christopher House, autor del estudio.
El equipo observó que, durante la digestión anaeróbica de los desechos humanos, se producía metano, lo que podía aprovecharse para desarrollar un microbio diferente: Methylococcus capsulatus. Al realizar el cultivo, los científicos observaron que Methylococcus capsulatus tenía un 52% de proteína y un 36% de grasas, lo que lo convertía en una fuente de nutrición potencial para astronautas. Sin embargo, todavía quedaba otro problema que resolver: la eliminación de patógenos.
Reducir los riesgos
Para evitar que ciertos microorganismos nocivos para el ser humano se reprodujeran durante el proceso, los investigadores analizaron diversas formas de cultivar los microbios en ambientes alcalinos o con altas temperaturas. Con un ph 11, observaron que Halomonas desiderata podía reproducirse y que esta bacteria tenía un 15% de proteínas y un 7% de grasas.
Asimismo, el cultivo se expuso a una temperatura de 70º C para matar a los patógenos, pero Thermus aquaticus lograba aguantar, con un 61% de proteínas y un 16% de grasas. Los científicos utilizaron técnicas que se utilizan para tratar el desperdicio del pescado y lograron eliminar entre el 49 y el 59% de los sólidos durante las 13 horas que duró la prueba, lo que resulta mucho más rápido que otros sistemas de gestión de residuos, que pueden durar varios días.
“Utilizamos materiales que se utilizan en la industria de acuarios comerciales pero adaptados a la producción de metano. En la superficie del material hay microbios que utilizan los desechos sólidos y los convierten en ácidos grasos, que se convierten en gas metano por otros microbios del mismo cultivo”, tal y como ha explicado House.