Para ello, los autores del estudio evaluaron todos los procedimientos quirúrgicos realizados durante 5 años y analizaron el estado del paciente 30 días después de haberse sometido a la operación. Con estos datos, desarrollaron una base de datos en la que se incluyeron diferentes variables relativas a las cirugías.
Los investigadores dividieron el día de trabajo de los cirujanos en 3 bloques (mañana, tarde y noche) que posteriormente analizaron. La investigación estudió 41.716 intervenciones quirúrgicas de emergencia llevadas a cabo en 33.942 pacientes en 40.044 hospitales. Los responsables del estudio encontraron que las operaciones por la noche duplicaban el riesgo de muerte. Los resultados mostraron que los pacientes que eran intervenidos durante la noche tenían 2,17 más probabilidades de morir que aquellos que se operaban durante el día (1,43).
Un estudio anterior, presentado en la reunión anual de la Sociedad Europea de Anestesiología en 2014, ya revelaba que los fines de semana, las tardes y el mes de febrero son los momentos en los que el riesgo de muerte tras someterse a una cirugía incrementaba. Este estudio, realizado por la Facultad de Medicina de la Universidad Libre de Berlín, puso de manifiesto que las operaciones por la tarde aumentan un 21% el riesgo de muerte, mientras que las realizadas en fines de semana se vinculaban a un 22% más de riesgo de fallecimiento. Entre los factores que se barajaron como posibles causas se encuentra la disminución de la atención según avanza el día y el hecho de que las cirugías realizadas por la tarde y los fines de semana fueran más complejas.