Así lo ha asegurado el American Congress of Obstetrics and Gynecologist (ACOG) en la revista The Columbus Dispatch, cuyos expertos recomiendan a las mujeres embarazadas realizar unos 30 minutos diarios de ejercicio. Por otro lado, las mujeres deportistas no deberán abandonar sus hábitos, aunque sí suavizarlos.
Tal como confirma en el mismo medio Jonathan Schaffir, doctor del Ohio State University´s Wexner Medical Center, estas atletas podrán practicar yoga, estiramientos y ejercicios cardiovasculares leves, pero también ejercicios enfocados al alumbramiento, como sentadillas o elevaciones de cadera.
Mantener o comenzar este tipo de actividad deportiva contribuirá a prevenir complicaciones por diabetes o exceso de peso y a fortalecer los músculos del glúteo, el suelo pélvico y las articulaciones. Estas son especialmente importantes para la mujer embarazada puesto que tendrán que soportar el aumento de masa corporal.
Este proceso, provocado por la hormona de la relaxina, que distiende los ligamentos y ayuda a ampliar la pelvis, supondrá una carga extra y un mayor riesgo de lesiones, especialmente en la zona lumbar. Por eso ambos expertos han recalcado que cualquier ejercicio debe ser supervisado o prescrito por un profesional.
También es importante que las embarazadas aprendan a prestar atención a sus propias limitaciones y a las señales de su cuerpo. Dependiendo de la condición física de la encinta, esta podrá asumir más o menos esfuerzo.
“Durante el embarazo las mujeres experimentan muchos cambios; la demanda de oxígeno aumenta, y la capacidad de dispersar el calor por todo el cuerpo deja de funcionar. Es posible a sobrecalentarse más fácilmente " ha explicado al medio el Dr. Schaffir.
Ante estas recomendaciones, la embarazada deberá mantenerse bien hidratada, en un espacio de ejercicio ventilado y en ningún caso mantener el ejercicio hasta la extenuación. Igualmente, ante alteraciones en la respiración o sensación de mareo o embarazos de riesgo es absolutamente necesario detenerse.
En definitiva, estas instituciones estadounidenses, han lanzado la idea de que no solo no es necesario esperar una media de seis semanas para retomar el ejercicio tras el parto, sino que la recuperación del mismo puede agilizarse a través del deporte beneficiando así a madre e hijo.