Según recoge Infosalus, en la investigación participaron 47 individuos, a los que se tomó muestras de sangre antes y después de caminar en una cinta durante 20 minutos. Tras el ejercicio, disminuía un 5% el número de células inmunes estimuladas que producen TNF, un regulador clave en la inflamación local y sistémica.
De acuerdo con la investigadora Suzi Hong, conocer qué mecanismos reguladores de las proteínas inflamatorias se activan con el movimiento puede ayudar al desarrollo de nuevos tratamientos para pacientes con enfermedades inflamatorias crónicas; entre ellos, casi 25 millones de estadounidenses con patologías autoinmunes.
Tal y como recuerda la universidad, la inflamación es una parte vital de la respuesta inmune del cuerpo, que intenta curarse después de una lesión, defenderse de invasores externos o reparar el tejido dañado. No obstante, la inflamación crónica puede conducir a problemas de salud graves asociadas a la diabetes, la enfermedad celiaca, la obesidad u otras patologías.