El estudio ha analizado los efectos del trabajo nocturno en mujeres, evaluando, entre otros aspectos, la percepción de inseguridad, los problemas de movilidad, los trastornos de salud y el impacto que tiene en la vida cotidiana el trabajo nocturno. Los efectos se han analizado en un grupo de 24 mujeres que trabajan en distintas zonas del área metropolitana, desde una perspectiva de género.

La investigación se ha realizado a lo largo de un año y medio y pretende reivindicar que “el día no se acaba cuando se va el sol”. Asimismo, quiere poner de manifiesto la poca adecuación del urbanismo, transporte público, iluminación de la vía pública para la gente que trabaja de noche y la falta de comprensión social hacia la vida de estas personas.

La investigación insta a la Administración a mejorar las condiciones laborales

La responsable de este proyecto, Sara Ortiz, ha destacado que los efectos del trabajo nocturno en las mujeres son mayores puesto que en la mayoría de los casos estudiados, estas eligen ese turno por la mayor compensación económica que significa, y es que más de la mitad son mujeres cabeza de familia, ya sea en familias monoparentales o a cargo de personas mayores.

Este proyecto es completamente colectivo, según ha señalado Ortiz. “Utiliza un método de investigación y acción participativa lo cual implica que todas las personas participantes son a la vez investigadoras y deciden cómo proceder y difundir los resultados”. Las mujeres que han participado en el estudio son principalmente trabajadoras del hospital de Bellvitge, del aeropuerto, trabajadoras sexuales, mujeres que trabajan en residencias geriátricas y una policía local, con situaciones familiares y horarios distintos.

Sara Ortiz ha instado a las administraciones a actuar ante estos múltiples problemas y ha hecho una serie de propuestas, entre las que se encuentran mejorar las condiciones laborales de las personas que trabajan de noche ya que, hasta hoy, los convenios no contemplan ese turno más allá de una compensación económica superior.