El equipo de investigación dirigido por el doctor Michael Pichichero recogió los datos de 600 niños afectados por infección de oído entre 2006 y 2016. Todos ellos se sometieron a un procedimiento quirúrgico menor mediante el cual un experto otorrinolaringólogo drenaba el pus del oído. De esta forma, además de obtener una muestra para análisis, se conseguía aliviar el dolor de los pacientes.
Según los resultados, que publica la revista Pediatrics, antes de cumplir el año de edad, el 23% de los sujetos de estudio había experimentado, al menos, una infección de oído; y el 3,6%, al menos, 3 infecciones. Al cumplir los 3 años, el 60% de los niños había superado una infección de oído y, alrededor del 24% de ellos había sufrido 3 o más infecciones. Estas tasas, señalan, son “drásticamente menores que hace unas décadas”.
Para los investigadores, este descenso se debe, claramente, a la introducción en el año 2000 de la vacuna contra el neumococo que, en Estados Unidos, se administra de forma gratuita a los 2, 4 y 6 meses de edad; así como a la mayor efectividad que adquirió la última versión del fármaco a partir de 2010. “La magnitud de la reducción ha sido, incluso, mayor de lo esperado”, admite Pichichero.
Infecciones de oído y bacterias resistentes
No obstante, según la American Academy of Pediatrics, los niños estadounidenses siguen experimentando una media de 5 millones de infecciones auditivas cada año, lo que resulta en más de 10 millones de recetas de antibióticos y unos 30 millones de visitas anuales a los servicios de salud. El motivo, según los investigadores es que, mientras la Streptococcus pneumoniae está bajo control, otras bacterias como la Haemophilus influenzae o la Moraxella catarrhalis están repuntando.
Durante los análisis del pus, los autores hallaron que estos gérmenes resistentes a los antibióticos eran responsables de muchas de las infecciones de los sujetos de estudio. La amoxicilina, el antibiótico más recomendado para las infecciones de oído, no es capaz de combatir estos gérmenes resistentes. Ante esta situación, el propio Pichichero ha desarrollado una vacuna específica contra a Haemophilus influenzae que, previsiblemente, se ensayará a principios de 2019.
“Si no se hace algo la frecuencia de las infecciones de oído volverá a subir”, anticipa el científico. “Las bacterias son inteligentes y los antibióticos y vacunas que administramos no son perfectos, así que la investigación clínica debe recorrer un largo camino si queremos erradicar las infecciones pediátricas de oído”, argumenta Pichichero.