Lavar el bañador después de cada uso evita infecciones urinarias y vaginales por hongos y bacterias. Así lo asegura la experta en Biología María del Carmen Romero, que da clases en un ciclo formativo de grado superior de Microbiología Clínica de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). La profesora recomienda también no intercambiar toallas y secarlas bien.
En declaraciones a la agencia EFE, Romero explica que la piel suele tener microorganismos que a menudo pasan a la ropa, tal y como demostró un estudio de la Universidad de Nueva York, en el que se detectaron estafilococos y microrganismos de origen vaginal o fecal en prendas sin estrenar. En condiciones de humedad, esos patógenos pueden producir infecciones, de ahí el riesgo del bañador húmedo.
De hecho, el uso de ropa mojada está relacionado con 2 de las infecciones más frecuentes en verano: el trastorno vaginal por Candida albicans y la cistitis por Escherichia coli. Esta bacteria forma parte de la microbiota intestinal y puede pasar desde el ano a la uretra femenina, donde se desarrolla por las condiciones favorables de humedad de la zona.
“No es conveniente permanecer mucho tiempo con el bañador mojado”, señala la profesora.
De acuerdo con la experta, unas personas son más propensas que otras a padecer estas infecciones y la sal del agua marina y del cloro de las piscinas actúan como agentes desinfectantes. Aun así, recomienda lavar el bañador después de cada uso con detergente neutro a temperatura media, para evitar que se deteriore.
Además, se puede añadir también vinagre de limpieza, que es antimicrobiano y ayuda a fijar los colores, según Romero, que aconseja no intercambiar toallas, mantenerlas en lugares aireados y secos y lavarlas cada 3 días en caso de que sean compartidas por varios miembros de una familia. La humedad, en las toallas igual que en el bañador, propicia la proliferación de microorganismos.