La división de Prevención y Rehabilitación del University of Ottawa Heart Institute (UOHI) ha defendido la utilidad de su protocolo STADT (Screening and Triage protocol for Anxiety and Depression) para detectar el riesgo de ansiedad y depresión de pacientes ingresados en rehabilitación cardiaca y aplicarles así el tratamiento psicosocial oportuno. “Las pautas de buenas prácticas para la rehabilitación cardiaca sugieren la detección sistemática de la ansiedad y la depresión; sin embargo, muchos pacientes no son evaluados ni reciben tratamiento de salud mental”, explica Heather Tulloch, autora principal del texto que publica el Journal of Cardiopulmonay Rehabilitaton and Prevention.
Tolloch y su equipo ensayaron el protocolo en un total de 1.504 sujetos (76% hombres) que ingresaron en el centro para su rehabilitación cardiaca. Los pacientes con bajo puntaje según el protocolo (8 puntos o menos para depresión y 11 puntos o menos para ansiedad) fueron derivados a los servicios comunitarios básicos mientras los de puntuaciones medias pudieron optar a un trabajador social. Según la investigación, el 19% de los pacientes obtuvo cifras elevadas de depresión o ansiedad (puntajes superiores a 16 puntos según su protocolo); de ellos, el 15% fue remitido a un psicólogo clínico, mientras el 85% fue requerido para someterse a la escala de ansiedad y depresión hospitalaria (HADS) pasadas 4 semanas.
Esta segunda evaluación dio como resultado un 3% de nuevas derivaciones a los servicios de salud mental. Un 36% quedó bajo el cuidado de un trabajador social y un 45% dejó de necesitar atención. “Sin este protocolo, podían haber pasado desapercibidos muchos pacientes con ansiedad o haberse realizado derivaciones inapropiadas al equipo psicosocial”, justifica Tolloch. La autora considera que el protocolo propuesto “es un método eficiente de detección de ansiedad y depresión en aquellos que participan en un programa de rehabilitación cardiaca y permite la utilización óptima de los recursos psicosociales”.