La rehabilitación de pacientes tras un cáncer puede disminuir la discapacidad derivada de los efectos no deseados del proceso de curación, según señalan los organizadores de esta iniciativa. El equipo de médicos apunta que existe evidencia científica sólida que avala esta rehabilitación en sus distintas formas de intervención (preventiva, restauradora, de apoyo, paliativa) siempre que no exista una clara contraindicación clínica.
Según la doctora Lucía Fernández Cuesta, especialista de la unidad de rehabilitación de hospital, para que la rehabilitación sea exitosa, lo ideal es que al paciente oncológico se le haga un seguimiento desde que recibe su diagnóstico: “El mayor problema es que los pacientes no suelen trasladar sus molestias al médico, puesto que piensan que forma parte de la carga que tiene que pagar por sobrevivir al cáncer”.
Los expertos señalan que los tratamientos y la cura del cáncer producen cambios físicos, emocionales y psíquicos que interfieren con la vida diaria del paciente y sus familiares, presentando algunas complicaciones como son: dolor agudo o crónico, fatiga, déficit de movilidad, linfedema, edema, alteraciones del sueño, disfunciones vésico esfinterianas, alteraciones cardiorrespiratorias, neuropatías, debilidad muscular, depresión o deterioro cognitivo, entre otras.
El programa de rehabilitacion oncológica dirige el tratamiento multidisciplinar en 2 sentidos: la prevención y la rehabilitación integral. La prevención se logra por medio de medidas para evitar el establecimiento de secuelas que producen discapacidades o el aumento de las mismas, independientemente del pronóstico de vida.