El congreso de la Sociedad Europea de Anestiesiología (Euroanesthesia 2016), celebrado en Londres, ha hecho hincapié en una investigación que ha evaluado la exposición al ruido en los servicios de UCI, después de que tanto pacientes como personal médico se quejaran de problemas de ruido.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda niveles medios de sonido inferior a los 35 decibelios (dBA) durante el día y un máximo de 40 dBA durante la noche en las salas de hospital. A pesar de ello, los niveles de sonido detectados habitualmente en la UCI se encuentran siempre entre los 45 y los 52 dBA.
Los científicos evaluaron los niveles de sonido de una sala con 12 camas de la UCI del Hospital de Jessa, en Bélgica, mediante un medidor (Amptec 10EaZy RT) de sonido colocado junto a cada una de las camas, así como en el puesto de enfermería. Tras dos semanas, para evitar el posible sesgo del efecto Hawthorne que se produce cuando las personas saben que son observadas, se registró el nivel de sonido durante 24 horas.
Los niveles de sonido analizados fueron de 52,8 dBA a lo largo de la noche y 54,6 dBA durante el día. Se registraron varios picos de sonido. En total 14 de ellos, fueron superiores s 80 dBA con el pico más alto en 101,1 dBA. En enfermería, se registraron niveles medios de 52,6 dBA de noche y 53,9 durante el día, así como 11 picos por encima de 80 dBA, con un pico de sonido máximo de 90,6 dBA. Medidas que exceden por mucho las recomendaciones de las OMS.
Los autores aseguran que no es fácil crear una UCI sin ruido ya que el ruido producido por los equipos no es controlable, de la misma forma que no se puede prescindir de las alarmas, pues advierten sobre situaciones de emergencia; estos dos suelen ser los factores que más contribuyen a aumentar los niveles de ruido. Los científicos únicamente valoran los tapones como posible solución para mejorar el bienestar del paciente mientras que las instalaciones y protocolos sigan fijados, tal y como están.