Como cuenta la propia Universidad en su web, para llegar a esta conclusión los científicos tomaron muestras de roedores con sepsis y de 68 humanos con síndrome de deficiencia respiratoria aguda (SDRA). Usando herramientas genéticas y técnicas de cultivo bacteriano, fueron capaces de estudiar la microbioma de los pacientes enfermos y compararla con la de personas sanas.
Según el autor principal del trabajo, Robert P. Dickson, los resultados sugieren que hasta ahora las investigaciones estaban pasando por alto una parte fundamental del proceso, al centrar los intentos de curar las enfermedades críticas en tratar de arreglar la inflamación y el daño en el tejido. El problema, sin embargo, podría ir más allá.
De acuerdo con los científicos de Michigan, los pacientes en estas condiciones podrían estar atrapados en un círculo vicioso causado por la disbiosis. Los cambios en la microbioma provocan inflamación, en un intento del sistema inmune por defenderse de lo que considera una invasión. Esa inflamación daña el tejido pulmonar. Y a su vez, tanto la inflamación como las lesiones cambian el entorno del pulmón, permitiendo la presencia de microbios que normalmente no crecen allí.
Romper ese ciclo sería posible mejorando la supervivencia de los pacientes críticos; algo que, según los especialistas, se conseguiría manteniendo una microbioma relativamente normal. Con este objetivo final, el equipo de Michigan está tratando de descubrir las causas del desorden de la microbioma, cómo afecta a otros órganos y cómo solucionar las alteraciones.