Los investigadores midieron el estrés postraumático a través de estrategias de afrontamiento como negación de la muerte, distracción, sensación de culpabilidad por la muerte y comportamientos de aislamiento social respecto al resto de compañeros, lo que influía en el rendimiento laboral, en su relación con los médicos y en la calidad atencional del paciente.
Cada año, miles de enfermeras que trabajan en las UCI realizan reanimación cardiopulmonar. Según estiman los investigadores, entre el 40 y el 84% de los intentos de reanimación de los pacientes de la UCI acaban en muertes, lo que implica que el personal sanitario tenga que aprender a manejar estrategias de afrontamiento y resolución de problemas.
Algunas investigaciones apuntan que el personal sanitario puede experimentar sentimientos como ansiedad, ira, sensación de inutilidad y tristeza por algunos síntomas que expresan los pacientes de la UCI, como cambios de color de la piel, jadeos, vómitos y otros signos físicos que indican sufrimiento por parte del paciente.
Tras estos resultados, los investigadores consideran necesario elaborar nuevos estudios que evalúen prácticas de intervención orientadas en promover y garantizar el bienestar psicológico del personal sanitario de la UCI, con el objetivo de reducir la tasa de deserción de la profesión y mejorar su concentración y capacidad laboral, lo que redundaría tanto en ellos mismos como en el paciente.