Así, pudieron observar que las probabilidades de morir entre los 30 y los 90 días siguientes aumentaban significativamente en los periodos de cambio. Sin embargo, no se observaron diferencias entre los pacientes que habían sido ingresados justo antes de la transición del personal y aquellos que habían recibido la admisión durante los días próximos a la rotación.
Las variables analizadas durante el estudio incluyeron la edad, el sexo, el origen étnico (raza), el mes, el año, la duración de la estancia, las comorbilidades, y los hospitales. También se observó si existían diferencias en los resultados tras el cambio de 2011 de la Accreditation Council for Graduate Medical Education (ACGME).
Por este motivo, los autores sugieren que el aumento del riesgo puede limitarse a los pacientes de estancia prolongada con mayor comorbilidad que aquellos que reciben el alta poco después de la rotación del personal sanitario, en cuyo caso no afectarían los cambios en su estado de salud ni en las probabilidades de muerte.
Para estos pacientes, “la transferencia incompleta de los datos de los pacientes o la falta de familiaridad con ellos ha demostrado que puede ser particularmente dañina, aumentando el riesgo de mortalidad”, según alertan los investigadores del estudio.