Desde 2015, la comunidad científica sabe que la mutación que causa una enfermedad rara neurodegenerativa protege frente al VIH. En concreto, la alteración genética que causa la distrofia muscular de cinturas tipo 1F (LGMDF1). Ahora, un equipo internacional liderado por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) ha descubierto cómo se produce esta protección. Los resultados del estudio se han publicado esta semana en la revista Plos Pathogens.
Tal y como explica el centro, la mutación que protege frente al VIH se encuentra en el gen de la transportina 3. Esta proteína se encarga de transportar proteínas entre el citosol y el núcleo de la célula. En 2008, se demostró que este gen es fundamental para la infección por VIH. Años después, se descubrió que las personas con LGMD1F (apenas unas decenas en todo el mundo, todas de la misma familia) eran portadoras de una mutación en la transportina 3.
A partir de ese hallazgo, los investigadores de la Unidad de Inmunopatología del SIDA del ISCIII plantearon la hipótesis de que estas personas eran inmunes frente al VIH. Una hipótesis ahora confirmada. Además, los científicos han descrito el mecanismo por el que dicha mutación protege frente al VIH. De esta forma, esta alteración de la transportina 3 se convierte en la segunda mutación protectora frente al citado virus que se ha descrito. La primera se encontró en el receptor de entrada al virus CCR5 hace 2 décadas.
Mecanismo de protección
De acuerdo con los resultados, los linfocitos de las personas con LGMDF1 son resistentes al VIH en más del 90%, según explicó a EFE José Alcamí, jefe de la Unidad de Inmunopatología del Sida en el Centro Nacional de Microbiología y uno de los firmantes del trabajo. Básicamente, la mutación hace que el virus no pueda usar la transportina 3 como “polizón” para llegar hasta el núcleo de la célula e integrarse con ella.
“Los virus portan información genética necesaria, pero no la suficiente para para completar su ciclo replicativo. Necesitan proteínas de la célula, que se adaptan a las rutas celulares que les permiten multiplicarse”, comenta Alcamí en un comunicado.
De acuerdo con los investigadores, el descubrimiento permite entender el proceso de infección, así como por qué la alteración genética origina la LGMDF1, también conocida como miopatía de cinturas tipo 1F. Esta patología provoca la pérdida de progresiva de la fuerza muscular. Las personas afectadas pierden la capacidad de caminar, levantar sus propios brazos o incluso respirar, en fases avanzadas. Por tanto, es potencialmente mortal.
“Si logramos entender los mecanismos subyacentes podríamos diseñar estrategias farmacológicas y de terapia génica para, por una parte, bloquear la infección por el VIH en linfocitos; por otra, para anular la acción de la transportina mutante a nivel muscular y mejorar así los síntomas de la enfermedad”, señala Alcamí. La investigación se ha financiado con fondos de la Acción Estratégica de Salud del ISCIII, la Fundación Merck Salud y una campaña promovida por la asociación Conquistando escalones.