“La sepsis es una condición muy peligrosa en la que hay que reaccionar muy rápido en caso de sospecha. Es importante comenzar el tratamiento lo antes posible, pero no existen evidencias de calidad sobre el mejor momento para frenar la administración de antibióticos. Ello implica que, cuando los pacientes ya están mejor o, incluso, cuando no han tenido sepsis en ningún momento, reciben antibióticos al menos durante 7-10 días”.
Así, lo explica Paul Dark, consultor de Medicina Intensiva de la University of Warwick's y profesor en el National Institute for Health Research (NIHR). Según indica el autor, en 2015 el National Institute for Health and Care Excellence (NICE) recomendó que se realizaran más investigaciones para conocer cuando era conveniente frenar el tratamiento con antibióticos en pacientes con sepsis.
Biomarcadores ya conocidos
El estudio se centró en 2 biomarcadores conocidos: la proteína C reactiva y la procalcitonina. La proteína C reactiva se utiliza a menudo para supervisar las condiciones inflamatorias y la procalcitonina como marcador en las infecciones bacterianas, recalca Dark. Sin embargo, estos biomarcadores no se utilizan de forma rutinaria para identificar la sepsis.
“Esto es importante ya que los antibióticos que utilizamos para la sepsis deberían preservarse para las infecciones más graves”, señala Dark. Si se evitara el uso innecesario de fármacos se frenaría la resistencia a los antibióticos y estos serían efectivos en los casos necesarios para los pacientes. En el estudio, “estamos utilizando un enfoque de Medicina de precisión a través de los biomarcadores diarios de cada persona para saber cuándo es preciso frenar el uso de antibióticos”, añade el autor.
Tras esta fase piloto, los autores aseguran que reclutarán a más de 2.700 pacientes de 30 hospitales de Reino Unido. Los participantes se dividirán en 3 grupos en los que se evaluará la atención estándar, la proteína C reactiva y la procalcitonina diarias. De esta forma, los científicos analizarán el tiempo de duración del tratamiento y las tasas de supervivencia para conocer la eficacia de estos biomarcadores.