Para la investigación, se comparó una población esencialmente vegetariana de la ciudad de Pune, en India, donde la frecuencia de mutación aparece en torno al 70%, frente a otra población americana con una dieta que incluye carne y en la que la sólo se presenta en un 20%.
Los científicos, que utilizaron datos del proyecto 1.000 Genomas, observaron que la dieta vegetariana que se mantiene durante generaciones puede impulsar una mayor frecuencia de una mutación conocida como rs66698963. Esta mutación regula la expresión de los genes FASD1 y FASD2, que regulan la producción de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga (LCPUFA, por sus siglas en inglés).
Entre ellos, el ácido araquidónico -también conocido como eicosatetraenoico- forma parte de la serie omega-6 y es responsable de ciertas patologías inflamatorias, cardiacas y cáncer de colon. Los autores del estudio observaron que una ausencia de carne en la dieta provoca que los ácidos grasos polinsaturados tengan que fabricarse metabólicamente a partir de precursores presentes en plantas, lo que provoca que estos sujetos sean más susceptibles a ciertas enfermedades.