La investigación ha demostrado que las lágrimas son una muestra biológica válida para obtener información genética que determine la predisposición a determinadas enfermedades oculares como la retinopatía diabética, el glaucoma, las cataratas o el ojo seco, entre otras. Anteriormente, estas muestras solo se podían extraer mediante cirugía, lo que dificultaba el diagnóstico precoz.
Los investigadores del estudio aseguran que “la información que las lágrimas nos aportan es muy valiosa puesto que en ellas se ha descubierto que hay presencia de microRNAs, un tipo de ácido ribonucleico pequeño que participa en la expresión de determinados genes inhibiendo o silenciando esa expresión.”
La segunda fase del estudio tratará de identificar los microRNAs específicos con el objetivo de diferenciar cada una de las enfermedades oculares. La investigación pone de manifiesto que las lágrimas podrían convertirse en biomarcadores fiables y podrían ser útiles para el desarrollo de futuras bioterapias.