Los surfistas podrían tener hasta 3 veces más de probabilidades de tener Escherichia coli (E. coli) resistente a los antibióticos que los que no practican surf. Un equipo de investigadores de la Universidad de Exeter, en Reino Unido, ha demostrado esta afirmación en un estudio publicado, recientemente, en la revista Environment International. El estudio ha recibido financiación por parte del Natural Environment Research council y la European Regional Development Fund.
Los científicos compararon muestras fecales de surfistas con un grupo control para evaluar si tenían bacterias que podían crecer en presencia de cefotaxima, un antibiótico de uso común al que algunos microorganismos han desarrollado resistencias, según informan los autores. Así, observaron que 13 de 143 (9%) surfistas analizados fueron colonizados por estas bacterias resistentes, en comparación con solo 4 de 130 (3%) del grupo control.
Asimismo, los científicos descubrieron que los surfistas habituales tienen 4 veces más probabilidades de albergar bacterias con capacidad de resistencia antibiótica. Este hecho es significativo porque los genes bacterianos que han mutado al entrar en contacto con un antibiótico pueden transmitirse entre otras bacterias. La Environment Assembly de las Naciones Unidas ha reconocido, recientemente, que la propagación de la resistencia a los antibióticos en el medio ambiente es una de las preocupaciones emergentes más grandes del mundo.
Contaminación costera
"La resistencia a los antibióticos es uno de los mayores desafíos sanitarios de nuestro tiempo. Necesitamos obtener un conocimiento más profundo, de manera urgente, sobre la exposición humana a estas bacterias y la colonización corporal que realizan. Esta investigación es la primera de este tipo en identificar una asociación entre el surf y la colonización intestinal por bacterias resistentes a los antibióticos”, explica Anne Leonard, directora de la investigación.
A pesar de las medidas implantadas para limpiar las playas y las zonas costeras, las bacterias resistentes pueden aparecer en el medio ambiente costero a través de la contaminación y de las aguas residuales, además de la escorrentía que procede de los cultivos agrícolas tratados con estiércol. Los investigadores estiman que se llevaron a cabo unas 2,5 millones de sesiones deportivas en el medio acuático en Inglaterra y Gales en los que se podía haber ingerido E. coli resistente.
“No estamos tratando de disuadir a las personas para que pasen menos tiempo en el mar; una actividad que tiene muchos beneficios en lo que a ejercicio, bienestar y conexión con la naturaleza se refiere. Es importante que las personas entiendan los riesgos que ello conlleva para que puedan tomar decisiones informadas sobre sus hábitos deportivos acuáticos. Esperamos que nuestros resultados ayuden a que se tomen decisiones basadas en evidencias para mejorar aún más la calidad del agua en beneficio de la salud pública”, concluye Will Gaze, investigador del estudio.