Según ha explicado la sociedad, este consumo excesivo de fósforo está relacionado con los alimentos procesados, que contienen fosfatos dentro de los saborizantes, conservantes y aditivos. Esos fosfatos son absorbidos con facilidad por el organismo y acaban siendo perjudiciales para el riñón.
“El fósforo de los alimentos procesados, tomado en cantidades excesivas, es perjudicial para la salud del riñón y resulta especialmente nocivo para las personas mayores, con una función renal disminuida y menor capacidad para eliminarlo”, señaló la presidenta de la SEN, María Dolores del Pino, durante el reciente Congreso Nacional de la sociedad.
Llamada a los consumidores
En el marco de este evento, la entidad hizo un llamamiento a las organizaciones de consumidores para que exijan que se incluya en el etiquetado alimentario la cantidad de fósforo, ya que la última modificación de la normativa excluye esa especificación. Asimismo, los fosfatos se asocian con códigos numéricos que el consumidor puede identificar si los conoce de memoria o si utiliza una aplicación móvil que le ayude; una herramienta que la SEN recomienda.
“El riesgo de una dieta rica en fósforo de alimentos procesados es mayor tanto en cuanto que la población asocia este mineral a beneficios para la memoria, la digestión, la menopausia, la salud de huesos y dientes, y para tener más energía”, añadió del Pino, según la cual estos beneficios son ciertos, siempre y cuando la dieta sea equilibrada y con alimentos naturales.
Por eso, los nefrólogos ven necesario que las administraciones sanitarias promuevan la educación sobre este asunto y adviertan del riesgo que representa para la salud del riñón de una dieta excesiva en fósforo. “Lamentablemente estamos acostumbrados a que no se le dé a las enfermedades renales la importancia que tienen, a pesar de su gran impacto sobre el sistema sanitario y la calidad de vida de las personas, y de su enorme correlación con las enfermedades cardiovasculares”, añadió la representante de la SEN.