Para la investigación, publicada en The Lancet Public Health, los científicos examinaron los registros de 446.744 estancias realizadas en hospitales del National Health Service (NHS) de Inglaterra, entre los años 2006 y 2010, que habían acudido por un infarto de miocardio, así como el historial de hospitalizaciones de las 135.950 muertes registradas por un ataque al corazón.

Además, analizaron si los pacientes que habían muerto por un infarto de miocardio habían sido ingresados ??en el hospital en las últimas 4 semanas. En caso de que así fuera, se analizaron si los síntomas de un ataque al corazón se registraron como principal causa de ingreso (diagnóstico primario), como un síntoma asociado a otro problema (diagnóstico secundario) o si tan siquiera habían sido considerados.

50% de muertes un mes después

De los 135.950 pacientes que murieron por un ataque al corazón, aproximadamente la mitad murió sin haber tenido un ingreso hospitalario en las 4 semanas anteriores, mientras que la otra mitad falleció en las 4 semanas siguientes de su estancia hospitalaria. 21.677 (16%) de los pacientes que murieron de ataques al corazón habían sido hospitalizados durante las 4 semanas anteriores, pero los síntomas de infarto de miocardio no se mencionaron.

Los autores explican que existen ciertos síntomas, como desmayos, dificultad para respirar y dolor en el pecho, que eran evidentes en algunos de estos pacientes hasta un mes antes de la muerte. Sin embargo, los médicos no pudieron anticiparse al ataque al corazón, posiblemente y según indican los científicos, porque el paciente no había sufrido ningún daño cardiaco evidente en ese momento.

Además, aquellos pacientes que tuvieron un ataque al corazón cuyos síntomas se habían asociado a un diagnóstico secundario, tenían entre 2 y 3 veces más de probabilidades de morir que aquellos pacientes en cuyos registros se indicaban síntomas cardiacos como principal motivo de visita hospitalaria.

Estos resultados sugieren que se ha perdido la identificación de los signos que predicen un ataque al corazón. El siguiente paso es analizar por qué surgió este patrón y elaborar protocolos que identifiquen este problema para evitar más muertes por infarto de miocardio, según indican los investigadores.