Esta técnica centrada en la inyección de nanopartículas ya se había usado para otras enfermedades autoinmunes, como la enfermedad celiaca o la esclerosis múltiple. Sin embargo, es la primera vez que se utiliza en alergias.
Las nanopartículas están compuestas por PLGA, un polímero formado por el ácido glicólico y el ácido láctico, y que ha sido aprobado por la Food and Drugs Administration (FDA) para distintas aplicaciones terapéuticas gracias a su biodegradabilidad y biocompatibilidad. Cuando esta nanopartícula es inyectada en sangre junto con el alérgeno, éste se camufla frente a los macrófagos, evitando que el sistema inmunológico provoque una reacción alérgica.
En el estudio, se administró proteína de huevo a ratones que habían desarrollado alergia a este alimento. Tras realizarse una segunda exposición a la proteína de huevo junto con la nanopartícula, los animales no mostraron ninguna respuesta alérgica.
Además, la investigación muestra que el tratamiento con PLGA estabiliza y equilibra el sistema inmunológico, generando un aumento del número de linfocitos T reguladores y una disminución de los linfocitos T cooperadores (Th2), encargados de desencadenar el proceso de alergia.