"El estudio también sugiere la posibilidad de que una misma bacteria ayude a contrarrestar el efecto negativo de distintas enfermedades mediante mecanismos o moléculas diferentes en cada caso”, ha destacado Andrés Moya, catedrático de Genética de la Universidad de Valencia e investigador en Fisabio.
Los científicos realizaron un estudio comparativo de 105 enfermedades, 68 tratamientos antibióticos y otros 22 tipos de factores entre los que se encontraban la edad, la dieta, los medicamentos, las relaciones sexuales, el tabaco, los tratamientos con prebióticos y probióticos, el clima o la zona geográfica donde residían.
250 géneros, 10 bacterias especialmente susceptibles
Los resultados, que se publican en la revista Fems Microbiology Reviews (Oxford Academic), muestran cambios en 250 géneros de microorganismos del cuerpo humano, de los que 10 se encuentran muy influidos por ,al menos, el 50% de los factores estudiados, según indica Rafael Bargiela, investigador del CSIC en el Instituto de Catálisis y Petroleoquímica.
Las 10 bacterias más susceptibles a las alteraciones pertenecen a los géneros Lactobacillus, Clostridium, Blautia, Faecalibacterium, Streptococcus y Enterococcus (filo Firmicutes), Bacteroides y Prevotella (filo Bacteroidetes), Bifidobacterium (filo Actinobacteria) y Escherichia (filo Proteobacteria).
La identificación de los microorganismos beneficiosos para un buen funcionamiento del cuerpo humano, que son muy sensibles a los cambios del entorno, podría ayudar “en el diseño de nuevos alimentos probióticos enriquecidos con algunas de estas bacterias, dietas o terapias que favorezcan su crecimiento”, matiza Ferrer.
La conclusión de Andrés Moya fue que la estrategia combina diferentes tecnologías (ómicas y computacionales) que permiten identificar con cierta nitidez, y a partir del análisis diferencial de las funciones en casos control frente a patología, aquellas bacterias o conjuntos de ellas que son responsables de las diferencias.