Según informan en nota de prensa desde la Asociación de Microbiología y Salud, el pulmón tiene una población de células inmunes especializadas llamadas macrófagos alveolares. Estos macrófagos son la primera respuesta a la infección bacteriana y logran destruir en un 90% a la bacteria de la tuberculosis. Por esto, solo entre un 5 y un 10% de la población con la enfermedad la desarrolla.
Estos descubrimientos, dicen sus autores, abrirán el camino a nuevos horizontes en busca de enfoques diferentes para acabar con la tuberculosis, tras la alarma provocada por el aumento de la resistencia a los antibióticos a los microorganismos causantes de la enfermedad. Además, los autores han demostrado que parar la estrategia bacteriana para hacer más duradera la estancia de las microbacterias en los macrófagos resistentes favorece la limpieza de la infección.
Los autores aseguran que es posible la identificación de fármacos que frenen la infección y destruyan las micobacterias antes de que la enfermedad burle al sistema inmunitario y dañe al tejido pulmonar, lo que evita que se expanda la tuberculosis mediante gotas de aerosol producidas con la tos.
Tuberculosis, una enfermedad prevenible
La OMS (Organización Mundial de la Salud) informa de que la tuberculosis produce la muerte de 5.000 personas al día. Además, apunta que es una de las 10 principales causas de mortalidad en el mundo. Como dato esperanzador, señalan que es una enfermedad curable y prevenible, y que solo el 5% de la población desarrolla la enfermedad en forma activa en los 2 primeros años.
Cuando la Mycobacterium tuberculosis, bacteria causante de la enfermedad, entra en el organismo desde las vías respiratorias, causa una reacción inflamatoria y es ingerida por los macrófagos de los pulmones. Las células inmunitarias se reúnen en la zona infectada y forman un granuloma que impide la extensión de la infección al confinar la bacteria. En inmunodeficiencia, el bacilo puede reactivarse y causar la enfermedad.